BY: Carolina Romero.
Narran Haruka y Michiru.
Michiru, mi Diosa Marina, se separó lentamente de mis labios, y yo aún no lo podía creer, era como un sueño hecho realidad, sus finos labios se habían separado de los míos, estas interrogantes inundan mi alma; ¿No será que estoy soñando?, si es así, ¿Cómo puedo sentir la brisa de la playa?, ¿Cómo puedo escuchar a las gaviotas?, ¿Cómo puedo oler el suave perfume de mi Diosa Marina? O peor aún, ¿Cómo no ha sonado el despertador, para comenzar mi rutina de ejercicios?, y mi Michiru me mira y me dice – Haruka ¿estás bien? – Si estoy bien, pero, aún estoy asimilando lo que ha pasado entre nosotras, eso es todo. – y me mira con mucha vergüenza – Haruka, es, ¿que acaso no te ha gustado? – Y se tapa su bello rostro con ambas manos, y estuvo a punto de irse corriendo, afortunadamente la logré alcanzar y tomé su mano derecha, y para rematar el mágico momento, la señora Lupe estaba mirando por la ventana, LO VIO TODO.
¡No Michiru, no te vayas por favor, conversemos, te lo suplico! – le digo esto tomando su mano y luego la tomo por su bella cintura. - Esta bien, vamos a la playa, no te preocupes que mi nana no nos va a interrumpir – con un bello color rojo en su rostro.
Voy a llamar a mi nana Greis para que cancelemos la visita, esto es mucho más importante para mí. – Le digo esto con determinación. – No ¿Cómo crees?, Setsuna ya debe de estar por llegar, y ya está todo listo para irnos, mejor llama la señora Greis y dile que nos vamos a tardar, pero no le canceles. – Y dicho esto llamo a mi nanita avisándole que me voy a demorar, y ella me comenta que Setsuna ya había llegado a la casa – Michiru vamos al auto, y llevemos la jarra de té helado, hablemos...
Llegamos al auto, y le abrí caballerosamente la puerta y entró, luego de ese acontecimiento tan esperado por mi corazón, alma y ser completo, merecíamos una conversación a solas, - ¿Esta cómoda? – le pregunté. Y ella asiente con la cabeza.
Haruka, tú me gustas mucho – dice mi Diosa Marina con un rojo intenso en sus pómulos.
¡Yo te amo e idolatro! – le afirmo con osadía.
Haruka, todo lo que te dije es verdad, mi intención fue ser honesta contigo en cada frase, no lo dije desde mi boca, más bien, fluyeron desde mi corazón, fueron palabras con sentimientos sinceros, y lo último que quiero es que pienses que lo hago por interés monetario, mi único interés es que seamos una sola, más bien seamos cómplices. Nada más que eso mi querida Haruka. – sus bellos ojos agua marinos, se llenaron de lágrimas.
Michiru, mi Diosa Marina, he estado esperando este mágico momento por mucho tiempo, no sabes cuanto, contigo me siento plena y libre como el viento, siempre te lo he dicho, tú eres lo más hermoso que he conocido en toda mi vida, y prometo cuidarte, siempre, tanto así que vas a tenerme en tus sueños, seré tu fiel protectora, pierde cuidado que yo siempre estaré para ti, ¡aunque tengamos a tu nana Lupe encima de nosotras!, no me importa jaja. – le lanzo esa última frase con picardía.
Tengo una pregunta para ti mi amada Michiru, ¿quieres ser mi novia? – la tomo de sus finas manos de porcelana.
¡Si acepto ser tu novia! – me lo dice con llanto en sus bellos ojos color agua marino.
Mi felicidad era completa, estaba con mi amada Michiru, el ser mas maravilloso de la faz de la tierra, como digo siempre, aún no lo puedo creer, me voy a esforzar por hacerla muy feliz, ella es la mujer de mi vida, de eso no me cabe duda, todo el amor que ciento por ella se lo demostraré a cada instante, con muchos detalles, sin duda este 10 de marzo de este año en curso, será inolvidable para mí.
Le toco de su bello rostro, y la acaricio con delicadeza, ya que ella es un ser delicado y puro, me acerco hasta sus bellos labios color carmín y le pregunto - ¿me harías el honor mi preciosa novia? – la miro totalmente embelesada.
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Un amor único
Fanfiction¿Acaso las casualidades existen?, ¿Este mundo es muy grande o muy pequeño? El destino se interpuso entre nosotras, y hemos llegado a amarnos sin control. ¿Serás una diosa? - dice Haruka detrás de la palmera. Una suave melodía la envolvía frente a l...