07 Mi enfoque

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Capítulo 07

Mi enfoque

- Sí, dame un poco. Dijo Sergio mirando la puerta de la cocina ya que la rubia no dejaba de ver. - ¿Todo bien? No me digas que ves apariciones o cosas así, porque soy bien nervioso con eso. Valentina reacciono y miró a Sergio, luego a su café. Tomo la taza y se la entrego, se sentó y fue cuando la castaña entro con un niño en sus brazos.

- Buenos días. Dijo Juliana sin mirar a Valentina, el pequeño y ella estaban listos para salir. – Vamos a desayunar fuera. Así llevo a mi galán a la escuela, luego me iré al trabajo. Valentina hoy si agradecería que pases por Samy al jardín de niños. Disfruten su desayuno.

Ambos ante las rápidas palabras de la castaña se sorprendieron, estaban tan sorprendidos que solo vieron a la mujer salir de la cocina. Valentina respiro hondo, ellas tendrían que hablar en cualquier momento. Miró a Sergio y sonrió como si no pasara nada. Por dentro quería ir detrás de la castaña, pero se notaría que algo pasaba entre ellas.

Juliana por su parte, negada a que a ella le gustaran las mujeres, no paraba de pensarla, la mente le jugaba sucio, tal parecía que estaba en su contra. Llevaba a su pequeño a clase, después de desayunar tacos.

- Mamá la próxima le invitamos a Valentina y a Sergio a desayunar tacos. Juliana miró por el retrovisor y respiro profundo.

- Si hijo, lo haremos. Llegamos a la escuela príncipe, ahora vamos a comenzar el día con buen ánimo. Estacionó la castaña y bajando al pequeño le dio un beso en su mejilla. - Te amo y tú eres mi prioridad, no existe nadie más en lo que yo me deba enfocar. El pequeño casero sonrió. Abrazó a su mamá.

Juliana se daba ánimo de no dañar la convivencia que tenía en su casa, ella al amor se había cerrado y eso incluía citas, coqueteos, no podía tener ninguna relación. El beso de esa madrugada tenía que guardarlo en un baúl. No podía enredar su vida en este momento que tenía un trabajo a tiempo completo y la causante de sus desvelos era la niñera y su inquilina.

- Hoy hablas con Valentina o cuando las cosas se puedan hablar. No puedes dejar que estas cosas avancen. Cerró los ojos luego de subir al coche. Tomar el volante y volver a pensar en ese beso. - ¿Por qué te gustó tanto ese beso? Juliana ya basta concéntrate.

La castaña no paraba de pensar en la rubia. El pensamiento estaba constante, ella abrió sus ojos y se fue a su nuevo empleo. Llegó a la oficina donde trabajaba con la gran licenciada Lauren Jáuregui. Una mujer de negocios, millonaria, también conocida por ser la esposa de uno de los hombres más ricos de México. Una mujer muy ocupada, pero sin filtros para decir muchas cosas.

Aprendiendo muchas cosas Juliana se sumergía en el nuevo empleo y nuevo cargo que ahora tenía, iba de un lado a otro, anotando todo lo nuevo. Sumergida en el trabajo para así no pensar en las deudas, los problemas o una rubia que había besado.

- Juliana ¿Puedes venir un momento? Le hablo desde la puerta su nueva jefa. Ella asintió y se levantó llevando consigo su agenda.

- Usted me dirá Licenciada. Dijo Juliana de pie frente al escritorio.

- Cierra la puerta y siéntate. Por favor no me llames de usted. Tú puedes llamarme Lauren. Ser menos formal conmigo que quizás y tengamos la misma edad. Juliana dio la vuelta, cerró la puerta y se sentó como su jefa le había indicado.

- Lo siento, el llamarte más formal es por respeto, estoy muy segura que eres joven, pero eres mi jefa.

- Pero suena mejor que tus empleados te traten con naturalidad. Así que de ahora en adelante a ti te permito decirme por mi nombre y con más confianza. Decía la mujer frente a Juliana. Está asintió y abrió su agenda. - Te hice venir porque como sabrás soy una mujer casada y también soy aventurera. Eso quiere decir que hago algunas cosas que nadie debe saber que hago. Juliana levantó su mirada y ahora la fijó en su hermosa jefa. - No te asustes, pues tú no te meterás en problemas. Se detuvo, sonrió y habló de nuevo. - A menos que quieras. En fin, quiero llevar a mi amante de viaje y eso será para el otro mes. Aún no le convenzo, pero aceptará.

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