11 Amantes enamoradas

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Capítulo 11

Amantes enamoradas

Juliana no podía entender como unos días antes la rubia le pedía una oportunidad de conocerse y hoy salía a verse con quién sabe quién. No podía conciliar el sueño. Se movía en su cama de un lado a otro. Estaba pensando en que la rubia iría con alguna otra mujer. Después de haber dormido solo un poco, despertó un sábado temprano, todos dormían. No sabía si Valentina había llegado. Así que se aseó y salió de su habitación. Fue a la sala, la ansiedad la estaba desesperando ¿Con quién había pasado la noche? ¿Estaría bien? ¿Estaría con una mujer? El temor de no saber que pudo haber sido la inundó, la mañana se estaba pasando. Samy se levantó, Juliana hizo el desayuno, Sergio se levantó. Valentina aún no regresaba.

- Mami ¿Vamos a ir a comprar mi juguete? Lo prometiste. Dijo el pequeño castaño.

- Sí. Vamos a que te des una buena ducha y salimos a comprar ese juguete y también unos calcetines ya que andas sin calcetines.

- ¡Sí! Grito emocionado el pequeño y fue corriendo a darse una ducha. Seguía dando una oportunidad de verla al llegar, pero la rubia no llegó por más que Juliana se tardó en salir del departamento. Fueron al centro comercial a comprar las cosas que necesitaban. El pequeño feliz de estar con su mamá, almorzar tacos, comprar el juguete que él quería. Todas las cosas para Samy estaban en segundo plano a él le encantaba estar con su mamá. Para Juliana era lo más importante, pero Valentina se había vuelto importante para ella.

Llegaron a casa y Valentina estaba en el sofá en una playera sin sujetador. Tumbada en el mismo y con sus ojos cerrados.

- Mami es Valentina. Dijo Samy, sacando a la castaña de su ensoñación.

- Sí, pero debe estar cansada. Decía la castaña cuando observaron que ella se acomodó y se sentó en el sofá mirando a los dos, sonriendo con el pequeño.

- Hola. ¿Cómo están? Dijo la rubia.

- Hola Valentina. Grito el niño soltándose de la mano de la madre y corriendo con la inquilina a abrazarla, darle besos en la mejilla y subirse sobre ella. Esa escena estaba marcando a Juliana por más que no lo aceptara. Esa mujer se había metido en la vida de ambos.

- ¿Cómo estás mi niño? Decía Valentina llenando de besos al pequeño que se le había metido por los ojos a la rubia.

- Bien. Mi mamá me compro un juguete y calcetines. Comimos tacos estaban deliciosos. Decía el pequeño saboreándose los labios. Mientras que la castaña camino dentro del departamento cerrando con seguro.

- Me alegra mucho. Ya me llevarás allí para comer esos tacos. ¡He! Decía la rubia y el pequeño asintió con mucha energía. Volvió a abrazar a la mujer y colgado del cuello la rubia miró a la castaña.

- ¿Cómo la pasaste anoche? Preguntó la castaña.

- Demasiado bien. Sabiendo la rubia que la había pasado muy mal.

Flashback

- Lauren quiero tomar un par de copas más. Déjame. ¿Qué importa cuántas me tome? Decía mientras forcejeaban las copas que se estaba tomando Valentina.

- No quiero irme a la cama con una borracha. Deja de beber. Vinimos a pasar el rato, a bailar, a divertirnos y luego irnos a coger. Ese era mi objetivo, no llevarte borracha. Ya Valentina. No le dé más tragos por favor. Esto no pasaría si estuviera Juliana aquí. Decía Lauren.

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