28 Amor

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Capítulo 28

Amor

El pequeño castaño ya estaba mejor y los adultos felices que así fuese, pero ese domingo que habían planificado salir a pasear y hacer varias cosas, Juliana solo optó por ir a algo más cercano. Nada de helados o cosas que pudieran afectar su estómago. Luego regresar a casa a ver películas. Mientras caminaban por su zona de residencia una conversación surgió entre la madre y el hijo.

- Príncipe ¿Tú que pensarías? El pequeño lo miró con esos ojitos hermosos, su madre derretida con él, pero con el temor para ella era que él no le aceptara lo que estaba a punto de decirle, pero tal vez no era el momento. - ¿Qué pensarías que mamá tenga...? No era sencillo.

- ¿Qué tengas qué Mami? Muy atento el pequeño cuando son cosas difíciles para su madre.

- Mami es adulta ¿Sabes? Y Mami puede enamorarse en cualquier momento hijo. El pequeño nuevamente con su ceño fruncido. Ese era un tema donde no cabía nadie más para Samy. - Hijo si yo llego a estar con alguien, alguien que yo ame...

- Mami ¿Tú me quieres a alguien? ¿Me vas a dejar? Juliana se detuvo. Se inclinó y miró al pequeño castaño fijamente.

- Mi niño ¿Qué dices? Jamás te dejaría. Tomó en sus brazos al pequeño y lo abrazó fuertemente. - Mi amor eres mi vida, eres la persona más importante que tengo en este mundo. Jamás te dejaría y menos por otra persona. Tú lo eres todo para mí. ¿Ok? La castaña tomó el rostro para verlo a los ojos. Él asintió. - Bebé mejor lo hablaremos en casa. ¿Te parece? El niño volvió a asentir. Y así dejando pospuesta la conversación.

Llegaron a casa donde solo estaba Valentina quien aún se recuperaba de dos noches sin poder dormir bien. Al entrar en el departamento, la rubia estaba en el balcón tomando un café. El pequeño al entrar corrió a abrazarla.

- Hijo no corras... Era demasiado tarde para decir eso, ya él se había subido en los brazos de la rubia, quien rápidamente al escuchar su voz colocó la taza de café en la mesita a su lado, sabía que el pequeño iría a buscarla. Se montó encima y la abrazó. Ella le dio un beso.

- Hola príncipe. ¿Cómo estás? Dijo la castaña.

- Bien. Hoy vamos a ver una película. ¿Cuál quieres ver? La rubia lo miró agradecida que él siempre la tomara en cuenta. Hizo que estaba pensando.

- Mejor escoges tú, eres mejor que yo. ¿Qué dices? Valentina sonrió con el pequeño.

- Ummm. Tú también puedes escoger, mamá dice que todos tenemos derecho a escoger. Hoy tú puedes escoger la que gustes. Voy a encender la tv. El niño se bajó de las piernas de Valentina y corrió a la sala. Juliana se acercó al balcón y en la puerta se apoyó allí mirando a la rubia. Mirando sus ojos. Deseando poder besarla. Valentina también en ese deseo se levantó y se acercó a su castaña.

- ¿Por qué te pones tan linda? Decía Juliana al acercarse la rubia. Tan cerca de besarse, tan cerca de tocarse. Querían ser libres para amarse, para cualquier persona sería fácil decirlo, pero una castaña pensaba en el bien de su hijo y una rubia quería la estabilidad de su castaña. Cada una tenía sus razones para amar de esa manera, cada una decidió esperar el tiempo exacto. Valentina se acercó más con ella. Estaban tan cerca de darse un beso.

- Quiero besarte. Juliana levantó su mano y con su pulgar acarició delicadamente el labio de la rubia, auto saboreando sus propios labios. El corazón se aceleró en la medida de su cercanía. Sus miradas se alternaban.

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