16 El montón

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Capítulo 16

El montón

Valentina estaba tan emocionada por las flores que su pequeño casero le había enviado. Cuando fue por el al jardín de niño lo abrazó y besó su carita.

- Eres un niño hermoso. Decía entre palabras y besos al pequeño. - Nunca podría olvidarte. Eres un niño maravilloso. El pequeño estaba tan emocionado. Se prendía del cuello de la rubia, bajo la mirada de las maestras de la escuela.

- ¿Te gustaron las flores? Preguntó el pequeño travieso.

- Las ame. Que tú mamá y tú hayan hecho eso, es de las cosas más lindas del mundo. Te quiero mucho Samy, gracias por alegrar mis días. Volvió a besar la mejilla del pequeño como si fuera a desprender su mejilla.

El día de ellos fue muy emocionante, tenían su tiempo de almorzar juntos, para Samuel esa mujer era divertida. Los momentos de hacer tareas eran lo mejor para el pequeño porque la rubia buscaba la manera de hacer las cosas divertidas. La hora de la siesta tenían su momento de ver televisión o hacer el arte de Valentina y eso le permitía trabajar en sus cosas y al mismo tiempo enseñarle al pequeño algo diferente. Ella sin darse cuenta estaba dejando una huella en ese pequeño niño.

Mientras veían los dibujos animados, el pequeño llamó la atención de Valentina.

- ¡Vale!

- Umm

El niño estaba inquieto. Así que la mujer lo motivo a hablar. - ¿Sabes que puedes decirme lo que quieras? Dijo la mujer.

- Ujum. Miró con esos ojitos miel a su niñera.

- A ver. Dime.

- Yo no tengo novia y en la escuela me dicen mis amigos que yo soy feo y que por eso no tengo novia. Valentina se levantó del sofá y con sus manos en sus caderas le habló al pequeño.

- Ese niño es un envidioso. Eres el más guapo del salón. Mira nada más esos ojos. Son los ojos más hermosos y los de tu mamá también. Los más bellos de este mundo. Esa carita de ángel que tienes y no más con la personalidad que te gastas. Lo iré a golpear. Decía Valentina a lo cual el pequeño se sorprendió.

- No, no. No hagas eso. Te meterás en problemas y dejarás de ser mi niñera. A los niños no se les golpea.

- Le daré un golpe en la cabeza para que se le reinicien las ideas. El niño comenzó a reír. Y se comprimía su barriga al ver en esa actitud a la rubia.

- No Valentina. No hagas eso. Seguía diciendo el niño para que Valentina siguiera.

- Sí lo haré y lo golpearé con mi puño mágico. Con cara de gracia decía Valentina las cosas. Lo que hizo que el pequeño se levantara sobre el sofá y brincando respondía al mismo juego.

- Y yo una patada mágica. Valentina en posición de pelea le indicaba al pequeño como golpearía al otro niño por decirle esas cosas. Ambos terminaron riendo y recostados en el sofá. El pequeño abrazó a la rubia.

- No te vayas nunca Valentina. Sonrió la rubia al escuchar tan hermosas palabras. Besó su cabeza. Un beso extendido.

- Eres un niño maravilloso. Te quiero mucho príncipe. Tampoco me quiero ir nunca de tu vida y de la de tu mami. De repente observó que el pequeño ya se había quedado dormido. - Ay Valentina, este niño se robó tú corazón y su mamá hasta el sueño se té robó.

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