21 Margenes

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Capítulo 21

Márgenes

Mientras Juliana ya había llegado al lugar de encuentro, Lauren había informado que llegaría con unos minutos de retraso. El diseñador e había dado paso a la castaña. Mientras esperaba le escribió a la mujer que le estaba robando más que el sueño.

Juls: Quiero despertar cada día a tu lado ♥️

Valentina no tardó en responder

Val: Eso tiene solución. Me mudo a tu habitación y así rentas mi habitación. Me encantas 😍

Una sonrisa y una mordida de labio resplandecían en el rostro de Juliana quien tenía mil mariposas en su estómago.

Juls: Jajaja. Tienes ese don sobre mí, de hacerme reír.

Val: Tú tienes ese don de hacer de mí una payasa.

Juls: La payasa más hermosa. 😍

En ese momento tierno llegó Lauren a encontrarse con su asistente, un poco más calmada y planificada en cómo debía actuar.

- Disculpa que tarde en llegar se me presento un inconveniente en el camino. Decía Lauren acercándose a Juliana y plantándole un beso en la mejilla. Juliana sorprendida por el beso de su jefa.

- No te preocupes. Ya tú amigo me dejó pasar así que no pasa nada. Puedo medirme el vestido y así ya podemos... Es que Lauren. Ya sabes que tengo un hijo y los fines de semana...

- Claro que te puedes medir ese vestido y es más para compensar a ese pequeño, dile a quien te lo está cuidando que vamos por él. Esta invitación la tomó por sorpresa a Juliana.

- ¿Cómo? Preguntó extrañada.

- Que vamos por el niño ¿Es niño? Asintió Juliana - Bueno vamos por tú hijo y salimos a comer con él.

- Lo siento Lauren, agradezco tú amabilidad, pero mí tiempo con él es único, no lo involucró con el trabajo y para que yo lo saque con una persona de la nada, prefiero hablarlo con él primero. Esto no le gusto a Lauren, pero ella era paciente, perspicaz y muy inteligente para todo lo que tenía pensado.

- Tienes razón, es que soy una persona que toma muchas decisiones y siempre me creo que puedo hacer todas las cosas fáciles, tú sabes más de niños que yo porque tienes uno en casa. Sonrió como si lo que dijo causara gracia. Dándole la razón a la castaña.

- Gracias por entender. Se fueron a medir el vestido que le quedaba glamoroso e increíble. Se despidieron y aunque Lauren insistía en llevarla, Juliana no acepto ya que ella traía su propio coche, un poco anticuado, pero era el mejor transporte que tenía.

Luego de esto llegó a su casa donde por fin tendría un gran fin de semana. Los dos hombres de su vida estaban en casa, mientras que Valentina había salido a resolver unos asuntos de sus artes.

- ¡¡¡Mami!!! Grito el niño al ver a su madre entrar con unas bolsas, aprovecho de ir por algunos ingredientes para hacer una comida especial ese día. La mujer tiró las bolsas y abrazó a su pequeño o él haría que todo se fuera al suelo.

- Mi príncipe hermoso de mi vida. Le dio besos en ambas mejillas. Lo bajo luego de su ración de besos.

- ¿Te ayudo mami? Decía el pequeño con ánimo.

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