♡ Capitulo 55

437 22 8
                                    

《Anashia》

Sonreía al ver a mi bebé crecer día tras día. Sin embargo, el pequeño tenía un parecido asombroso a su padre: sus ojos, su piel, incluso su cabello y sus gestos. Trataba de olvidar cada detalle de ese hombre que tanto amaba y aún no he podido. Día y noche, mi mente está puesta en aquel hombre de ojos verdes, en mi amado Alexie. Me autorecrimino diciendo que ahora soy la mujer de Sebastián, que mi corazón le pertenece a Sebastián, es algo que ni yo me explicó, quizás me enamorado de él y lo de Alexei solo es un bonito recuerdo que jamás podré olvidar.

Por eso, decidí que era hora de dejar atrás ese amor que fue bonito, pero también doloroso. Ya no había marcha atrás, pronto me casaría. Dejé todo lo que estaba haciendo y entré a la habitación en la casa de Sebastián. Sebastián me había llamado para pasar una semana en casa de sus padres, ya que había una cena para dar la fecha de la boda, cosa que me hacía sentir alegre, al igual que a él

—Me siento completo y más ahora que pronto nos casaremos, no tienes idea, cariño —Expreso Sebastián, y asentí besando sus labios.

—Estoy Igual cariño.

Ambos sonreímos abrazados.

Este dia es especial y, sobre todo, me siento como en una familia con los padres de mi novio. Son buenas personas y me han tratado y apreciado de buena manera, igual que su hermana mayor, Valentina. No podría pedir más, estaba completa: tenía a mi madre bien, a mi hijo y a mi novio, tenía la aprobación de su familia para estar a mi lado. Supuestamente, Sebastián quería casarse lo más pronto posible y yo acepté porque ya era momento. Teníamos casi tres años de noviazgo y sería injusto seguir esperando.

—Vamos a preparar un gran banquete —comentó mi suegra con una sonrisa divina. Enseguida me uní a ella. Mamá nos ayudó a preparar las verduras y cortarlas, mientras nosotros decidimos en preparar la carne y cocinar. La madre de Sebastián no quería que los empleados se involucraran en esta cena, por lo que les dio vacaciones. Sin embargo, dejaron todo ordenado para la cena familiar.

Sebastián se encontraba con su padre decorando el salón. Mi hijo jugaba en el suelo con varios juguetes, sin molestar a nadie, pensativo con sus cosas, lo que nos permitió preparar todo para la cena familiar. Habíamos decidido preparar una cena espléndida: una gran variedad de ensaladas frescas y coloridas, verduras asadas, un asado de carne tierna y jugosa, acompañada de salsas caseras. Las bebidas incluían vinos seleccionados, jugos naturales y agua con frutas para refrescar.

Después de asegurarnos de que todo estuviera listo, entré a la habitación a prepararme. Me tomé una ducha y, al salir, apliqué loción y crema corporal en todo mi cuerpo. Luego, me puse una crema para mi cabello y lo dejé en ondas. Me quedé pensativa mirando mi reflejo en el espejo. Mi rostro se veía afligido, cuando de repente mis pensamientos viajaron de nuevo hacia Alexis.

Me preguntaba cómo estaría, qué estaría haciendo, si se encontraba bien. Sé que no es feliz; me imagino que al lado de esa mujer vive un infierno, su única felicidad es su hijita Luna.

Dejo de lado mis pensamientos al ver a mi madre entrar junto a mi bebé. Mi niño ya se miraba bien vestido con su pantaloncito y su camisa de botones. Mamá, lucia linda con su vestido rosa y su cabello en ondas, se acercó dejando un beso en mi mejilla.

—Te ves hermosa, hija mía.

—Gracias mamá.

—Mami —susurró mi bebé.

Miré a mamá y quise llorar de felicidad. Mamá limpió mi rostro y dijo:

—No es momento de botar lágrimas.

—Gracias, mamá. Tenerte a mi lado me hace aún más feliz, y tener a mi hijo que ha venido a llenar de alegría mi vida, y sobre todo, Sebastián.

Mamá nuevamente me abrazó y depositó un beso en mi mejilla. Mi bebé elevó los bracitos para que lo cargáramos. Ya listos, nos encontramos en el salón de la hermosa casa de mis suegros. Varios amigos de mi prometido se acercaron a saludarnos. De igual manera, algunos de mis compañeros del trabajo, de cuando trabajaba en el colegio aquí en la capital. Luego, la miss se me acercó y me saludó, deseándome una vida de felicidad.

La Amante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora