《Anashia》
Miro el techo de mi habitación sin tener una idea de lo que hice, Alexei, besa mi cuello y suspiro. No me siento arrepentida por lo que acaba de suceder, es mas deseo seguir de esta manera a su lado, no entiendo como demonios pude dejarme llevar por la pasión y el amor que tengo hacia él.
—Te amo Anashia—Cerré los ojos sin poder evitarlo, nuevamente sentí miles de mariposas dentro de mí estómago. Me excite con ganas de sentirlo en mi interior, sentir su calor dentro de mí.
—No me ames, Alexei, lo mejor es olvidarme por favor —Susurre al borde del abismo.
—Jamás me olvidaré de ti.— Declaro besándome la clavícula y bajando a mis senos.
Cada toque suyo era como un susurro cálido sobre mi piel, despertando cada fibra de mi ser. Sentí cómo sus manos, firmes pero tiernas, recorrían mi espalda, desatando un mar de sensaciones que hacía tiempo no experimentaba. Nuestros cuerpos se encontraron en una danza antigua y urgente, donde cada movimiento parecía calculado y a la vez impulsivo.
Cuando sus labios encontraron los míos, el mundo exterior dejó de existir. Sólo estábamos él y yo, envueltos en un abrazo ardiente que hablaba más que mil palabras. Mis manos se deslizaron por su cuello, sintiendo el latido acelerado de su corazón, y me aferré a él como si mi vida dependiera de ello. En ese instante, no había pasado ni futuro, solo el presente intenso y apabullante de nuestro amor.
Nuestros suspiros se entrelazaban, creando una sinfonía de deseo que llenaba la habitación. Sentí cómo su cuerpo reaccionaba al mío, cada caricia, cada beso, nos acercaba más a esa cúspide de una pasión prohibida, Alexei, con una mezcla de ternura y necesidad, susurró mi nombre, y en su voz encontré el refugio que siempre había buscado. De repente, la imagen de Sebastián apareció en mi mente, y la culpa me invadió, haciéndome estallar en un llanto desconsolado.
Alexei me abrazó mientras empecé a llorar. Yo no quería hacerle daño a ese buen hombre. Me alejo de Alexei.
—No puedo seguir más, necesito irme.
—Anashia, lo siento. Me dejé llevar por ese profundo amor que he sentido por ti.—Susurro bajando la cabeza. Es difícil aceptar esta situación. Me coloqué rápido el vestido y trate de arreglarme el cabello.
—Es mejor que no volvamos a vernos para nada. Me voy a casar y mu prometido es un buen hombre. Lo quiero mucho—Declare a lo que él negó.
—No creo que lo amas, me sigues amando a mi.
—Es difícil descifrar mis sentimientos pero realmente lo quiero mucho. Jamás encontré un hombre como él por lo que no quiero volver a cometer esta locura.
—Lo amas y me amas. Entiendo, es el padre de tu hijo como no sentir algo por él.—Sentí un nudo en la garganta, si supieras que Andrei es su hijo que pasaría. Mejor es que no lo sepa.
—Sí lo amo quizás lo nuestro solo es un reflejo de ese amor que sentíamos desde jóvenes. Lo mejor es que me olvides y seas feliz.
—Entiendo. Me alegro que quieras a ese buen hombre, por un momento quería pensar que tu hijo fuera mío, ya que Luna no es mi hija.
Abrí los ojos sorprendida, me acerqué a él, dudosa, sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Luna no es tu hija. No lo creo es idéntica a ti.—Alexei suspiro y negó.
—Es mi hermanita, hace unas semanas me enteraré.—Cerré la boca con la palma de mi mano. Eso es inaudito.
—Tú hermana. Ósea Natalia te engaño con tu padre—Alexei asintió.
—Sí, todo este tiempo pensé que ella era mi hija pero resultó ser una farsa de esa maldita mujer, ella era amante de mi padre antes de tener algo conmigo, y supe de todas sus infidelidades hasta supe que el niño que esperaba era hijo de William.
Era increíble escuchar esa revelación y esa mujer tanto que se creía la buena esposa. Cometió el peor de los adulterio meterse con su suegro y fingir ser una santa todo su embarazo, y hacerle creer a Alexei que Luna es su hija igual al bebé que ella misma mató. Pobres criaturas no tienen la culpa de nada.
—Lamento todo lo que has descubierto y Luna lo sabe.—Negó rápidamente.
—No mi pobre niña no sabe nada. Ni siquiera le reproché eso a Natalia, será más fácil quitármela y eso no lo puedo permitir, haré lo que sea por mi hija, le quitaré la custodia definitiva pero necesito pruebas de su locura y sus maltrato hacia Luna.
Me acerco a él y lo abrazo. Alexei me aprieta a él y empezó a llorar. Me imagino que fue duro descubrir la falsedad de esa mujer.
Natalia es un asco de mujer, no merece ser la esposa de Alexei, ni la madre de la pequeña.
—Alexei me da coraje que esa mujer te estuvo engañando todo este tiempo, espero que pronto seas feliz y que la nena se quede contigo. —Alexei asintió limpiándose las lagrima.
—Gracias Anashia, perdóname por este arrebato, quizás la emoción y los sentimientos no me dejaron pensar. —Asentí riendo, el tenía razón.
—Entiendo, no solo fue tu culpa, también la mía. —Susurre sin dejar de verlo.—Pero Alexei olvidemos esto y lucha por tu niña. Deseo que seas feliz, te lo mereces—mencioné acariciando su mejilla. Él beso mi mano y asintió.
—Gracias. Lucharé por mi hija. Espero que seas feliz, con el, si te gusta mucho es porque debe ser un buen hombre, me iré tranquilo mi pequitas. Solo quiero que sepas que jamás de sacaré de mi corazón, puede que llegue otra mujer en mi vida sin embargo nunca tu amor se irá de mi corazón.
Sonreí abrazándolo y sintiendo un hueco en el corazón.—Alexei solo deseo verte bien y lo mismo digo. Espero que encuentres una mujer que de verdad te valora y te de muchos hijos. —Alexei suspiro negando.
—Al parecer no puedo tener hijos. Eso escuché en el video donde Natalia le confesó a mi padre de su embarazo, ella tomó mis muestras por el que salieron negativas y me lo oculto por años al igual que oculto bien todas sus fechorías.
—Eso debe ser mentira Alexei— comentó desorbitada.
—Lastimosamente es verdad. Por lo que no importa mi condición. Tengo a Luna.
Niego totalmente confundida. Alexei no puede ser estéril y entonces mi hijo es un milagro de parte de Dios, ya que él niño es la imagen viva de él, además de quien más podría ser si solo estuve con él. Luego de un año que nació mi hijo pasos meses para que estuviera con Sebastián. Alexei si puedes tener hijos sin embargo no puedo decirte la verdad.
—Debo irme, espero que algún día nos encontremos y esta vez seamos buenos amigos.—Declaré sonriendo.
—Adiós mi querida Anashia, que seas una mujer feliz.
Me despedí de Alexei, el beso mi mejilla y salió de la casa. Y yo lloré en silencio sin dejar de verlo cuando sube a su coche y arranca.Jamás dejare de amarte mi amado Alexei.
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La Amante.
RomanceAnashia creía que ser la otra sería una ventaja para dejar atrás las inseguridades de su pasado, pero aún no estaba segura de querer ser el segundo plato. Ser la amante es como ser un diamante oculto, difícil de exhibir.