♡ Capitulo 23

588 29 5
                                    

Anashia

¿Qué demonios le sucedía? ¿Cómo se atreve a besarme? Me levanté de la cama furiosa, entré al baño y traté de calmarme. No, esto no puede quedar así. Lavé mi rostro y salí a enfrentarlo.

—¿Por qué has hecho eso sin mi permiso? Eso es abuso —repliqué molesta, a lo que él negó.

—Lo siento, creo que las copas me han dejado mareado y ni siquiera sé lo que estoy haciendo —respondió entrecortado.

—Eso no justifica nada. Lo mejor será que me vaya, creo que voy a renunciar —declaré enojada. Él se acercó a mí y negó con la cabeza.

—Lo siento, Anashia, fue un maldito impulso, pero necesito tu trabajo. No volverá a pasar, te lo aseguro. No te vayas, me iré yo. En la mañana nos vemos por lo del trabajo y luego nos iremos. Perdóname, ya empezaste con la edición y necesito acabarla. Te prometo no hacer esta estupidez de nuevo.

Suspiré molesta, sin saber qué hacer ante esta situación.

—Está bien, pero recuerda que nuestra relación es de jefe a empleada. Ahora, puedes irte.

Él asintió, tomó su maleta y salió de la habitación. Lo mejor habría sido no venir. Alexei tenía razón; mi jefe sentía algo por mí.

Busqué mi móvil por toda la cama y no lo encontraba, pero luego lo vi en la mesita de noche. No recordaba haberlo dejado allí. Vi una llamada entrante de Alexei; no recordaba haber hablado con él esta noche. Marqué su número, pero me llevó directamente al buzón. Decidí trabajar un poco. Intentaré hacer esto rápido y renunciar. No pienso seguir trabajando para Matías; si él siente algo por mí, nuestro trabajo no sería profesional.

Abrí mi cuaderno y empecé a escribir.

****

A la mañana siguiente, me vestí con un short jeans azul, una camiseta y un blazer color caqui. Me puse unas sandalias de piso y dejé mi cabello rojo suelto. Me maquillé un poco, me coloqué unos lentes de sol y bajé a desayunar.

Desayuné en una pequeña cafetería mientras seguía escribiendo sobre las ideas del libro de Matías. Mi mente estaba dividida entre el trabajo y la confusión emocional que sentía. Necesitaba claridad y, sobre todo, poner límites claros para mantener mi profesionalismo intacto.

Mientras disfrutaba de mi café, repasé mis opciones. No podía dejar que un impulso de Matías arruinara mi relacion con Alexei, pero también debía proteger mi integridad. Terminaría el trabajo, pero luego me aseguraría de encontrar un lugar donde me sintiera respetada y valorada.

Decidí que esta sería mi última mes con Matías. Terminaba la edición, entregaba el proyecto y me iba. Mi decisión estaba tomada.

****

Mientras estaba sumergida en mis pensamientos, mi móvil me interrumpió con una llamada entrante. Miré el remitente y vi que era Alexei.

—Buenos días, amor —saludé animada, extrañándolo.

—Anashia, necesitamos aclarar unas cosas. Iré a tu casa —espetó con un tono molesto, indicando que iría a mi casa, pero yo no estaba ahí.

—Alexei, lo siento. Estoy trabajando.

—Eso veo, y hasta altas horas de la noche con él. Lo que no entiendo es cómo es posible que él me responda cuando es tu móvil. ¿Cómo crees que me siento?

Quedé estupefacta. Maldito Matías, ¿cómo fue posible que respondiera?

—Déjame explicarte, tuve que venir con él a Montelimar, pero no te lo quise decir porque sabía que te ibas a poner mal. Ayer me quedé dormida y no supe que él tocó mi móvil —. Sentí la respiración de Alexei, sé que está molesto. —Lo siento.

La Amante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora