Alex y Madison se reencuentran después de haber sido vecinos durante toda su infancia. El sueño de Alex, es convertirse en policía como su abuelo, y Madison debe enfrentarse a todas las consecuencias que conllevan perder a sus padres.
Los dos sient...
He conseguido dormir esta noche del tirón. La cama de esta casa es tan blandita que me quedaría a vivir aquí para siempre. Pero no es posible, así que me estiro el brazo para poder ver las notificaciones y me sorprendo ante los mensajes.
ABBY:
Tenemos que hablar.
Por favor, Madison.
Yo no la maté, no tuve nada que ver.
Créeme.
Inhalo y exhalo. Una parte de mí quiere creerla por todos los años de amistad y la cantidad de tiempo que lleva a mi lado, pero la otra parte me dice que no me fie. Pero dicen que quien no arriesga no gana, así accedo.
MADISON:
Está bien, en cinco minutos en el parque de siempre.
He intentado ignorar mis sentimientos hacia él de todas las maneras posibles. Y todas han salido mal. Esto me está matando lentamente, necesito ir y decirle lo que me pasa, pero no estoy preparada para ello. Sin embargo, hay demasiadas cosas que deseo contarle y tantos muros que quiero romper que me estoy volviendo loca. Supongo que tendré que vivir con ello.
Suspiro y bajo de la cama para darme una ducha rápida, salgo de la habitación, pero me choco. Y desgraciadamente la toalla que lleva enrollada en el torso se cae... abajo. Avergonzada, giro sobre mis talones y me tapo la cara con las manos.
— No he visto nada. -me apresuro.
— No pasa nada, puedes mirar si quieres. -bromea.
Yo, agrando los ojos y me voy directamente a la cocina. Creo que ya me ducharé luego. Entonces, después de unos minutos aparece vestido.
Gracias a Dios.
— Puedes ducharte si es a lo que ibas, ya preparo yo el desayuno.
— No, de verdad, no hace falta.
— Pero si no sabes ni freír un huevo.
—No sé, no quiero quemarme, porque eso salta y cómo...
— Lo pillo. -interrumpe.
— Voy a.... ducharme. Por cierto, he quedado con Abby, ¿sigues teniendo una pistola de sobra? Solo por las dudas.
— Está en la mesilla de noche, ve a mi habitación.
— Gracias.
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