Capítulo 42 | Película a lo Tim Burton.

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Capítulo 42 | Película a lo Tim Burton.

Madison.

He pasado toda la noche pensando en la acusación de Alex hacia Max. No me lo puedo creer, simplemente no me cabe en la cabeza como una persona tan dulce y respetuosa sea capaz de ser cómplice de tremenda atrocidad.

Hoy, hemos hecho una noche de chicas en mi casa, pero a Abby le había llamado Luka diciéndole que la necesitaba y se fue. Para aprovechar la noche, decidimos irnos a un bar a beber un poco y relajarnos mientras hablamos de la vida.

— ¡Brindemos por nuestros ex novios capullos!

Levanta el cubata y ambas chocamos el pequeño vaso para después beberlo de un trago.

El ardor viene luego.

— En realidad no es mi ex. Técnicamente no.

Duele, pero es cierto.

— Por favor, Maddie, pero si hasta os disfrazasteis en pareja para la fiesta.

— No lo hicimos a posta.

— Ya, y yo soy pelirroja.

Yo no lo hice a posta, realmente.

— Deberíamos volver ya a casa.

— Uno más.

Suena más a una súplica.

Frunce el ceño y hace un ademán de servirse otro, pero lo aparto al instante.

— Hemos bebido suficiente, Max.

— Pero a mi casa no.

Logra levantarse del taburete, pero se tambalea. Paso un brazo a mi alrededor y la sostengo hasta la puerta del bar.

— ¿Puedo hacerte una pregunta?

— Claro.

— ¿Ya se sabe algo sobre la muerte de Mia?

Todas mis alarmas saltan.

¿Para qué quiere saberlo?

— No. -niego- De todos modos es confidencial.

— Bueno, pero como te has estado tirando al poli macizo.

— Max. -advierto.

— Espero que pillen a la persona que lo hizo, no conocí a Mia pero tuvo que ser una buena chica.

— Lo era.

Siempre tenía una sonrisa en la boca, era de las pocas personas que si habías tenido un mal día, hablabas con ella y sólo de verla ya te alegraba con su contagiosa sonrisa.

Ella era la mejor.

— ¿Y cuando la secuestraron?

— No... no lo sé.

— ¿Y tus padres?

— Max, ¿por qué me preguntas eso?

— Dijeron que no había sido un accidente, ¿qué pasó?

Esto me da mala espina.

De todas formas, tengo el número de George de emergencia por si acaso.

— Max...

— Lo siento, es que estoy demasiado borracha.

Mantengo la alerta, estoy bastante segura de que miente. Más motivos para poner ese chip.

— ¡Cuánto te quiero!

Me abraza con tanto entusiasmo que casi no puedo respirar.

Una vez en casa, le sugiero que tome una ducha para bajarse la ebriedad, y entonces, veo la oportunidad de oro para clonar su móvil.

Una Inesperada PropuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora