Capítulo 30 | Bajo la lluvia.

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Capítulo 30 | Bajo la lluvia.

Maratón 2/4

Alex.

Tras una larga cata por mi parte, mi madre se sube a una plataforma en la que agradece a todos los invitados por haber venido y un discurso del que, si soy sincero, no presto atención. Después se baja y me pregunta cuál es mi favorito para ponerlo de promoción y hacer próximamente una edición especial. Le agradezco el gesto y busco a Madison con la mirada, pero no la encuentro, pues hace más de una hora que no aparece por aquí.

Peino el restaurante buscándola hasta acercarme a un lado más apartado, sin embargo, oigo gritos y sin pensarlo mucho tiempo, intento abrirla, pero no puedo. Está bloqueada. La tiro abajo desesperado y contemplo lo que mis ojos están viendo.

Oliver sobre Madison con sus muñecas aprisionadas por él impidiéndole la inmovilidad mientras que se hace sitio entre sus piernas mientras pide clemencia con los ojos rojos de las lágrimas.

No me hago responsable de mis acciones.

Cojo al maldito Oliver de la nuca y lo estampo contra la pared le golpeo en la cara las veces necesarias hasta que quita esa sonrisa imbécil de la cara, mientras que Madison paralizada, se levanta de esa mesa y me pide que pare.

— ¡Por favor, lo vas a matar!

Él ya no reacciona, su cara está bañada de sangre y Madison me coje del brazo impidiendo más golpes, entonces me levanto, y su abuelo, el alcalde, llega y se hecha las manos a la cabeza.

— Su nieto ha intentado abusar de Madison. -suelto.

— ¡Casi lo matas!

— ¡Me da exactamente igual!

Daniel, el alcalde, hace una llamada y en menos de veinte minutos hay un señor vestido de policía arrestándome.

— No, no, no. -niega Madison cogiéndome de la mano-. ¡Él no ha hecho nada malo!

— Tenemos policía y cárcel privada, Wright. Acompáñanos.

Al llegar fuera, Madison me sigue gritando para impedir que me arresten, pero me meten en el coche de policía y veo que habla con el agente. En ese momento, llega la ambulancia. A su vez, Madison se pone en el cristal llorando y le da unos golpes.

— TE SACARÉ DE AHÍ.

El coche avanza y me quedo mirando hacia atrás.

— ¡ALEX!

Veo cómo está cada vez más lejos de mí, y yo sin entender nada y preguntándome por qué la vida es tan injusta, me mentalizo de la noche que tendré que pasar en el calabozo si esto no se para pronto. Pero eso no es lo que me preocupa, si no que podría ir a la cárcel indefinidamente porque ahora hay una nueva mancha en mi expediente, otra más.

— Un antecedente más y no vas a ver la luz del sol en mucho tiempo, te pudrirás en la cárcel.

Ese es el recuerdo que me acompaña toda mi vida. El de mi tío pronunciando esas palabras sin saber cuán de verdad tenían en su momento cuando lo dijo.

Y todo por las apuestas ilegales y las carreras. Hace tiempo mi madre se enteró y amenazó con no ayudarme a salir más del trullo si no lo dejaba, así aprendería que no siempre tendré a alguien a mi lado que supla mis malas acciones y enmendaría mis errores de una vez.

Madison.

Corro rápidamente hacia el coche de Alex y a pesar de no poder conducir, me subo y lo quito de ahí para ir a casa y que después pueda pasar a recogerlo. Es cierto que no tengo ni idea de conducir, pero por suerte, el destino está de mi parte y llego viva a casa. Antes de bajar llamo a Abby para que le diga a Luka que vengan a casa porque han detenido a Alex.

Una Inesperada PropuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora