Capítulo 23 | Los borrachos dicen la verdad.
Madison.
En casa, aprovecho para ducharme y beber un poco de agua, con el pelo aún húmedo, entro en la cocina y veo a mi abuela tomar un zumo mientras lee el periódico.
— Luka ya se ha ido, se fue hace unas horas. -informa.
Asiento y me hago espacio para sentarme con ella. Aparta su lectura y la miro con una ceja enarcada.
— ¿No me vas a preguntar de dónde vengo?
Mi abuela siempre es muy protectora conmigo, que no me cuestione a dónde me he ido tanto tiempo me extraña.
— Sé que estabas con Alex en el lago.
Abro los ojos de par en par y dejo mi bebida en la mesa. ¿Desde cuándo se llevan tan bien?
— ¿Y tú cómo lo sabes?
— Me lo dijo él mismo.
¡Claro! Cuando estábamos en mi habitación y empezó a hacerme señas, después se apartaron para hablar a solas y cuando le pregunté a Alex no me lo quiso decir.
— Te ha llevado por una razón.
La miro expectante para que continúe hablando.
— En ese lago su abuelo le pidió matrimonio a su abuela jurándole su amor eterno.
— ¿Y por qué...?
— ¿No está más que claro? Le gustas, Maddie.
— Somos amigos.
— Engañarte a ti misma no sirve de nada, pero si eres más feliz así...
— Ninguno de los dos quiere compromisos y no tenemos la cabeza para ninguna relación, somos amigos y estamos bien como estamos.
— Él.... Da igual, Maddie. Es tu vida, tú verás que rumbo tomas, pero recuerda que el camino más fácil no siempre es el correcto.
Eso me deja pensando, hasta que veo a Abby aparecer por la puerta de la cocina. Entonces, me levanto enseguida.
— ¡Abby! -corro a abrazarla-. ¿Cómo estás? ¿Estás mejor?
— Sí. -afirma-. Muchas gracias por el cuidado que me ha brindado, Daisy. Estoy muy agradecida con usted.
— Nada de usted, me hace sentir más vieja.
— Necesito ir a casa y explicarles a mis padres por qué he estado desaparecida, ¿les puedo decir que estaba contigo? -me pregunta-. No quiero mencionarles nada de drogas y juegos ilegales.
— Pues claro.
— Pero nunca vuelvas a esos sitios. Ni para ver a ningún chico. -interviene mi abuela.
— Descuidar, entré más cuidado a partir de ahora.
La acompaño hasta y la puerta, y sin necesidad de volver a cerrarla, aparece Michael en mi campo de visión.
— ¡Hola! ¿Llego muy tarde? -dice con su portátil en la mano derecha.
— No, llegas a tiempo.
Mi abuela, que sale de la cocina lo inspecciona y se va para su dormitorio no sin antes hacerme una seña dando a entender que me está viendo.
Me viene bien que tenga que hacer ese reportaje, así avanzo el trabajo que tengo previsto y no lo dejo para última hora.
ESTÁS LEYENDO
Una Inesperada Propuesta
RomanceAlex y Madison se reencuentran después de haber sido vecinos durante toda su infancia. El sueño de Alex, es convertirse en policía como su abuelo, y Madison debe enfrentarse a todas las consecuencias que conllevan perder a sus padres. Los dos sient...