Capítulo 37 | Yo nunca.

23 7 5
                                    


Capítulo 37 | Yo nunca.

Maratón 3/4.

Madison.

Me duele todo el cuerpo.

¿Por qué será?

Tardo alrededor de cinco minutos en asimilarlo.

Giro la cabeza y Alex sigue durmiendo como un bebé.

Ojalá fuera así de tranquilito.

No puedo evitar esbozar una pequeña sonrisa.

Intento poner un pie en el suelo, pero una mano me arrastra de nuevo a la cama.

— Buenos días. -susurra en mi oído.

— Buenos días.

— ¿Ya te ibas?

— No. -niego con la cabeza-. Sólo quería ducharme.

— Aún nos quedan unas horas para la fiesta de cumpleaños de Abby.

— Pero si es por la noche.

— ¿Y qué hora te crees que es?

Miro el despertador que tiene en su mesilla de noche. Las dos y veinticuatro.

¿QUÉ?

— Mi abuela estará desesperada.

— Sabe que estás conmigo, ¿no?

— No lo sé.

— Voy a hacerte la comida.

Me río.

— ¿Qué te hace tanta gracia? -pregunta mientras me hace cosquillas.

— Es que sólo llevo dos horas de sueño y estoy cansada.

— ¿Por qué? No lo recuerdo. -bromea.

Golpeo divertida su bicep y me besa.

— ¿Tienes café?

— Tengo café.

Se acerca a dejarme un beso casto en los labios y se levanta.

Yo me doy la vuelta, y cuando se va, entro en la ducha para después volverme a poner la ropa de anoche que está distribuída por la habitación.

Cuando salgo, voy a la cocina que está conectada con el salón y le pregunto.

— ¿Has visto el anillo que llevaba? Se me debe haber caído por alguna parte.

— Yo te lo busco.

Veo que termina de hacer huevos revueltos, y después me tiende el café.

Comemos en silencio.

No decimos nada.

Estamos evitando esa conversación.

Parece como si estuviéramos en un duelo de miradas.

Hasta que termino el plato y hablo.

— ¿Me pones el colgante?

— Claro.

Nos levantamos y acerco la cadena.

Aparta mi pelo y trata de enganchar las dos partes y juntarlas.

Su nariz está peligrosamente cerca de mi nuca. Al darme la vuelta, me atrevo a decirle lo que de verdad me atormenta.

— No quiero que esto cambie nada entre nosotros.

Me coge de las manos.

— Somos amigos. Por encima de todo.

Una Inesperada PropuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora