Capítulo 43 | Fase uno.

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Capítulo 43 | Fase uno.

Alex.

Muchas personas visibilizan su felicidad en coches caros y casas de lujo, pero de lo que realmente no se dan cuenta es que la verdadera felicidad no se encuentra ahí, porque yo soy un claro ejemplo de lo que es tener nada y tenerlo todo.

Por otro lado, la vida también enseña la cara de la moneda de la felicidad sin el dinero. También es el afecto que las personas de tu alrededor te dan; es muy fácil estar en los buenos momentos, pero, ¿qué hay de los malos? nadie habla de esos. Cuando sufres la pérdida de un ser querido, o simplemente, cuando pasas un mal día, ¿quién está ahí para apoyarte? ¿de qué sirven estas amistades si sólo están junto a ti para celebrar tus logros pero cuando de verdad las necesitas no están?

Después está la felicidad teniendo dinero, la otra cara de la moneda que casi nadie puede lograr ver. ¿Sirve de algo tener ropa de marca, una mansión o un coche que no está al alcance de todas las personas? Yo sé cuál es la respuesta: no. Muchas de la gente se acercará a ti porque le interesa tu dinero, no tú, y a la hora de la verdad, cuando necesites un amigo nadie estará a tu lado realmente.

— Pues yo sí creo que el dinero da la felicidad, llámame ambicioso.

Luka es ese tipo de persona, ambicioso.

— Eso es bastante discutible.

— ¿Por qué? La pregunta es sencilla, qué prefieres, ¿llorar y secarte las lágrimas con billetes de cien o llorar debajo de un puente? Tío, lo tienes todo. Un coche perfecto, un apartamento carísimo y demasiados cero en la cuenta del banco.

— Eso no tiene ningún valor si la persona a la que quieres no la tienes.

— ¿Esto es por Madison?

— Sí, lo afirmo abiertamente.

— ¿Qué quieres que te diga? no haberla cagado.

Gracias por tanto, Luka.

— Todo el mundo tiene derecho a una segunda oportunidad, ¿no?

— Sí, pero es que le has ocultado tus antecedentes también, podías habérselo contado.

— No quería que se alejara de mí.

— Para Madison las segundas oportunidades no existen, deberías saberlo.

A veces el temor nos impulsa a hacer cosas que jamás pensamos que seríamos capaces.

— Se va a ir.

— Lo sé.

— ¿No la vas a parar?

— No.

— No hay quien te entienda.

— ¡Es su decisión! Necesito que esté conmigo porque quiere, no porque se siente obligada.

— Nunca fuisteis nada en verdad...

— ¿Para qué has venido, para hundirme más todavía o animarme?

De verdad que a veces no lo entiendo.

— Soy realista, Alex. ¿Piensas vivir una mentira toda tu vida? Adelante, pero cuando te dé un choque de realidad a mí no me calientes la cabeza.

— Lo sé.

Y al final siempre acabo dándole la razón, cosa que odio.

— Te pongo los pies en la tierra siempre que te dejar cegar por tu mundo de color de rosa en el que sólo existe Madison.

Una Inesperada PropuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora