Capítulo 21 | Confesión.

25 11 0
                                    


Capítulo 21 | Confesión.

Alex.

Las lágrimas amenazan con salir de mis ojos, sin embargo, de pronto empieza a escupir agua por la boca. La atraigo hacia mí aliviado y le paso una manta por los hombros.

— Me has dado un susto de muerte.

—No te libras de mí tan fácilmente. -dice.

Esboza una pequeña sonrisa que me la contagia y se mira a sí misma.

— He estropeado el vestido.

— ¿En serio, Madison? ¿Estabas a punto de morir y sólo te importa el vestido?

— Me importaba no volver a verte.

Entonces nos miramos a los ojos lo que parecen horas.

— Sean mató a Anne, y Vanesa....

— Lo sé todo. -interrumpo-. Mientras te buscaba encontré a Vanesa a punto de saltar. -informo-. Necesito que me prometas algo.

— Lo que sea.

— No quiero que te involucres en esto. Corres peligro y si te pasa algo me muero. -le agarro de la mejilla.

— Yo también quiero saber qué le pasó.

— Madison, quiero protegerte, pero si sigues siendo igual de cabezota no podré hacerlo.

— ¡Puedo hacerlo yo sola!

— Claro, por eso has estado a punto de morir.

Entonces se quita la toalla de encima y se levanta.

— Es mi decisión, ¿o crees que yo estoy tranquila sabiendo a lo que te expones? ¡Pueden matarte y ni siquiera eres policía todavía!

Así que me levanto yo también.

— No lo entiendes, necesito protegerte.

— ¡Pues no te preocupes tanto por mí! Tú y yo no somos nada.

Ahora no estamos hablando, estamos discutiendo. Estoy seguro de que la vena del cuello se me pronuncia más y estoy a punto de estallar.

— Créeme, ya lo sé. -frunzo el ceño y avanzo unas pasos-. Pero me afectas y no es santo de mi devoción que estés metida en mi cabeza todo el puñetero día a todas horas.

— ¿POR QUÉ? -grita.

— PORQUE ME AFECTAS Y NO PUEDO LLEGAR A COMPRENDER POR QUÉ EN TAN POCO TIEMPO TE HAS VUELTO EN MI DEBILIDAD.

Se queda pasmada, sin saber qué hacer.

— Y ES TERRIBLEMENTE AGOTADOR VER CÓMO NO TE PUEDO BESAR CUANDO ME DÉ LA GANA, TOCARTE, ACARICIARTE Y ABRAZARTE. -me tomo una pausa para observarla, pero ella sólo está prestando atención sin mediar una palabra-. PORQUE CUANDO TE PONES ESOS MALDITOS VESTIDOS LO ÚNICO QUE QUIERO HACER AHORA MISMO ES ARRANCÁRTELO A BOCADOS.

Un suspiro sale de mi boca y corta la distancia entre nosotros, pero cuando pienso que va a besarme, apoya su frente con la mía y sus ojos hablan por ella. Madison me desea tanto como yo a ella, y sé que esta confesión nos pasará factura a ambos, tanto yo como ella sabemos que esto sólo hará más que empeorar las cosas, pues yo no puedo darle lo que quiere y ella a mí tampoco, porque una cosa es lo que queramos y otra lo que debamos.

Ahora es el turno de la cabeza actuar, no del corazón.

Sin embargo, somos interrumpidos por unos golpes repetidos en la puerta provenientes del exterior.

Una Inesperada PropuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora