Capítulo 31 | Arrepentimiento.

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Capítulo 31 | Arrepentimiento. 

Maratón 3/4.

Madison.

Entro en casa cabizbaja y los ánimos por el suelo, porque sólo había una cosa que no quería que pasara y ha pasado. Otra en mi lugar decidiría apostar por lo que siente, pero supongo que no soy una gurú del amor y de tomar riesgos.

Dejo los zapatos en la entrada para no dejarlo todo empapado, pero al ir dispuesta hacia mi habitación, la abuela me para.

— ¿Han sacado a Alex?

Al instante, levanto la cabeza y me obligo a fingir una sonrisa... como siempre.

— Sí.

— ¿Qué te ha pasado en la mano? -dice frunciendo el ceño.

Suspiro y me veo obligada a contarle la verdad, por un momento se me pasa por la cabeza decir que me he dado un golpe, pero no se creería.

— Las locuras que hace una por amor, ¿eh?

— Abuela... -susurro con lágrimas en los ojos.

La abuela se sorprende tanto por mi reacción que se levanta de la pequeña mecedora y deja de hacer punto.

— ¿Qué ocurre, cielo?

— Me ha... dicho que... se está... enamorando de mí. -digo moqueando.

— ¡Pero eso no es nada malo! -dice abrazándome mientras me acaricia el pelo.

— Sí, es malo, sí.

— Yo pensé que tú también... -se interrumpe a sí misma-. Anda, ven aquí.

Me sostiene entre sus brazos unos minutos, me deja llorar en su hombro mientras me consuela. Logro cambiarme y subo a darme una ducha y ponerme cómoda tras haberle garantizado que estoy mejor. Pero una vez en la cama, repasando mentalmente este último acontecimiento, me siento obligada a hablar con Michael. Cojo el móvil desesperadamente y tecleo un mensaje.

MADISON:

¿Podemos hablar mañana? Tengo algo que decirte.

La respuesta es casi inmediata.

MICHAEL:

¿Es bueno?

¿Malo?

Dime algo, por favor.

MADISON:

Hablamos mañana en el parque.

MICHAEL:

Está bien.

Esa vocecilla sigue torturándome, diciendo una vez tras otra que soy una mala persona y que lo estoy haciendo todo mal. Que hablar con Alex sólo hará que empeoren las cosas y que esos pensamientos que se han quedado en el fondo de mi mente que dicen que me arriesgue con él, se desvanecen, recordándome lo patética que soy.

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Una Inesperada PropuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora