Capitulo 1

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Comenzaba un nuevo día en un pequeño y tranquilo pueblo perteneciente a Minnesota. Era un día soleado, pero fresco, ya que recién estaba entrando septiembre y con él, el otoño. En las calles se escuchaba el ajetreo de los autos pasar y de los chicos correr por las aceras, ya que finalmente, después tres meses de verano, los estudiantes iniciarían un nuevo año escolar.

En ese pueblo, había una casa no muy diferente a las demás del vecindario, en la cual residía la familia Andersen, y allí se encontraba una chica de estatura promedio, cabello rubio recogido en una coleta y unos profundos ojos azules, en la intimidad de su cuarto, viéndose al espejo, ultimando pequeños detalles de su vestimenta para su tan ansiado primer día de secundaria.

Riley Andersen, a sus 14 años, era una chica aplicada, amable, altruista y, sobre todo, talentosa para el hockey, ya que lo había practicado desde muy temprana edad.

Este era un día muy especial para ella, ya que después de tanto tiempo y de tanto esfuerzo, por fin iba a entrar a la secundaria Baudette. ¿Y cómo no iba a estar emocionada?, si esa era una de las secundarias más codiciadas del pueblo por su completa infraestructura, su calidad educativa y por supuesto, deportiva. 

Está secundaria era el hogar de Las Firehawks, uno de los mejores equipos de hockey juvenil a nivel distrital e incluso nacional, y allí jugaba su ídola, Valentina Ortiz, la capitana del equipo y una destacada jugadora muy reconocida en todo el distrito.

Riley había presentado una difícil prueba para poder ingresar al equipo de las Firehawks y gracias a su excelente desempeño, había podido ingresar al equipo B de las Firehawks, y por cosiguente, obtener una beca para estudiar en esta prestigiosa secundaria, plantándose como objetivo, poder mejorar e ingresar al equipo titular donde jugaba Valentina.

El gran día de entrar a la secundaria por fin había llegado. Estaba algo nerviosa, feliz y nostálgica, debido a que sus mejores amigas, Bree y Grace fueron transferidas a otra secundaria, pero la reconfortaba saber que su novio Jordan iba a estar con ella. A Jordan lo conocía hace unos meses, salieron un tiempo y él le pidió ser su novio y desde entonces están juntos. Para ella, él era un chico encantador, aunque un poco indiferente, pero sus padres lo amaban.

Bajó las escaleras directo al comedor, donde sus padres la estaban esperando para desayunar en familia.

—Hija, ¿preparaste todo para tu primer día de clases? — pregunta su madre mientras tomaba un poco de café

—Si, mamá, tengo todo preparado, no te preocupes — dice Riley con una sonrisa mientras le da un mordisco a su pancake.

Mientras desayunaba, comenzó a notar como su padre estaba muy callado y con una expresión sutil de preocupación.

—¿Papá, que pasa? ¿Todo está bien? — preguntó Riley un poco preocupada

—Si hija, es solo que... — suspira sonoramente — ya vas a entrar a la secundaria y... — mira a su hija con una expresión de tristeza — No puedo creer que estés creciendo tan rápido, si siento que fue ayer que te cambiaba los pañales — decía de manera dramática.

Riley soltó una risa — No te preocupes, siempre voy a ser tu niña alegre. — dijo sonriente, tratando de tranquilizar a su preocupado y dramático padre.

El desayuno continuó tranquilo, entre risas y con algunos consejos vergonzosos por parte de los padres de Riley, hasta que finalmente el timbre de la casa sonó.

­—Debe ser Jordan. — Riley se levantó de la mesa despidiéndose de sus padres. —Adiós, los quiero.

—Riley, recuerda que en la noche vamos a ir a la iglesia... —dijo su mamá antes de que su hija saliera.

Siempre JuntasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora