Capitulo 38

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Narra Riley:

Una vez regresamos del viaje a la playa, decidí retomar el trabajo en "Sabor a café" en donde gracias a la paciencia y cariño de Pepa, me pude adaptar rápidamente al ajetreo de la vida laboral. Por otra parte, gracias a Camilo y a Val, pude aprender mucho más del español, aunque a decir verdad aún se me dificultaba pronunciarlo... y escucharlo.

Emilio y Richard finalmente terminaron la secundaria y su grado se realizó durante el verano. Raquel y Raul le organizaron una fiesta a Emilio para celebrar este gran logro y unos días después, Emilio y Richard aprovecharon el verano para hacer un viaje corto por algunas zonas del país durante un mes, para después regresar e inscribirse en la universidad. Emilio se inscribió en Artes Escénicas y Richard se fue por Ingeniería Civil.

Entre otras cosas, Sebastián continuó trabajando en el café y por fin consiguió novio. Pues en una noche lluviosa, mientras estaba trapeado el local, llegó un chico a escamparse de la lluvia, era un chico alto, de cabello negro con puntas azules y ojos del mismo color, quien le pidió el favor de poder esperar ahí mientras pasaba la lluvia y por supuesto que Pepa autorizó para que el chico esperara, e incluso, le dio algo de comer mientras pasaba la lluvia.

Después, cuando la lluvia finalmente pasó, Sebastián se ofreció a llevarlo a casa y a los siguientes días el chico continuó yendo a la cafetería a compartir tiempo con Sebastián. Con el tiempo se fueron conociendo y llevándose bien, también descubriendo que el chico iba a ingresar a la universidad en la que estudia Sebastián, creando una nueva oportunidad para que pasaran más tiempo juntos. Después aquel chico invitó a salir a Sebastián y en esa primera cita... pasó lo que tenía que pasar... si saben a qué me refiero.

A las pocas semanas ya tenían una relación formal en la que Sebastián estaba más feliz que nunca y por supuesto que a nosotras también nos alegraba verlo así. Después de todo lo que pasó merecía ser feliz.

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Cuando el verano se fue acercando a su fin, indicando el inicio del próximo año escolar, Val y yo decidimos comenzar a entrenar para el hockey, ya que durante todo el verano no habíamos practicado y teníamos que estar en forma para el regreso al equipo y, por consiguiente, el regreso a nuevos torneos.

Aunque... para ser sincera, a pesar de no haber entrenado, si habíamos hecho bastante cardio, de una manera un tanto más... pasional.

Al regresar de la playa, hablamos sobre que posiblemente no íbamos a poder tener sexo durante mucho tiempo, ya que no teníamos un lugar en que nos sintiéramos cómodas haciéndolo, pero con el pasar de los días fuimos descubriendo que no se trata del lugar, sino de la persona... jeje.

Nuestro lugar predilecto para tener nuestros encuentros pasionales era la casa de Val, pues gran parte del tiempo Raquel y Raúl estaban trabajando y Emilio se la pasaba en casa de Richard... seguramente haciendo lo mismo que nosotras. Así que exploramos cada rincón de la casa de Val, lo hacíamos en su cuarto, otras veces lo hacíamos en la cocina, en la sala, en el baño... cada lugar nuevo brindándonos nuevas experiencias que nos conectaban a la una con la otra.

También lo llegamos a hacer en mi cuarto del apartamento, claro, siempre y cuando mi padre no estuviera... aunque un día, nos inundaron las ganas mientras veíamos una película en mi cuarto y papá veía un partido de hockey en la sala. Ambas comenzamos a hacernos cariños mientras veíamos la película y cuando menos lo pensamos, yo ya estaba sobre Val besándola apasionadamente y ya no había poder humano o celestial que pudiera detenernos, así que rápidamente me levanté y le eché seguro a la puerta. En esta ocasión yo tomé el mando, así que le pasé uno de mis cojines a Val para que no hiciera ruido, aunque en varias ocasiones se nos lograron escapar algunos gemidos haciendo que papá nos preguntara que estaba pasando, y con mi respiración agitada y mi cara entre las piernas de Val tenía que responder algo rápido para desviar su atención.

Siempre JuntasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora