Capitulo 35

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Narra Val:

Las semanas pasaron rápidamente y con ellas nos hicimos a una nueva rutina que ahora implicaba ya no tener más a Riley en casa. Algo que, aunque cada vez se me hacía más normal, no dejaba de llenarme de nostalgia, pues ya me había acostumbrado a su presencia y a su compañía diaria.

Mi habitación se sentía más vacía, mi armario se veía extraño sin su ropa y sin duda lo que más extrañaba era verla despertar a mi lado todos los días, con su cabello despeinado, con su expresión adormilada que cambiaba inmediatamente por una amplia sonrisa al verme, llenando de luz y color todo el ambiente en mi habitación.

Al siguiente fin de semana, decidí ir a conocer el apartamento en donde vive Riley ahora con su padre. Este era bastante acogedor y agradable, adornado con muchas plantas que llenaban de vida el espacio, brindando un aura de tranquilidad a cualquier persona que entrara.

Ciertamente, aún me sentía un poco apenada con el señor Andersen por lo que pasó aquel domingo con Riley en mi cuarto, así que me costaba un poco hacer contacto visual con él y cuando nos quedábamos solos, el ambiente se tornaba tenso, aunque él intentaba de alguna manera entablar charla conmigo para apaciguar el momento. Aunque lo que si era evidente, es que cada vez que yo interactuaba con Riley, él intentaba estar presente y de manera no muy discreta no nos quitaba el ojo de encima, como si nos fuéramos a escapar a hacer quien sabe que... aunque para mí era tentadora la idea.

También decidí continuar trabajando en "Sabor a café" para ayudar con los gastos en casa y para comenzar a tener mi propio dinero. Había pactado con Pepa y Camilo trabajar únicamente los viernes y sábados, para tener así el domingo para descansar o pasar tiempo con Riley. Los viernes trabajaba de 16:00 a 23:00 y los sábados de 10:00 a 17:00.

"Sabor a café" se había hecho bastante popular en el pueblo, todos los estudiantes iban a pasar la tarde después de la escuela, y los profesores y ejecutivos de la zona iban a almorzar allí y a disfrutar del ambiente familiar que brindaba el sitio, así que Pepa contrató más gente para trabajar y cubrir todos los turnos y, ciertamente, le estaba yendo bastante bien. Sebastián era uno de esos trabajadores que dedicaba gran parte de su tiempo, debido a que se encontraba en vacaciones de la universidad. Si bien no sabía español, sus habilidades y dedicación lo hacía un excelente trabajador del cual Pepa estaba más que orgullosa.

Por otro lado, papá finalmente logró encontrar un trabajo de tiempo completo en una distribuidora de alimentos. En cuanto le contó a Pepa, esta se alegró bastante y él le agradeció por la oportunidad de trabajo que le había brindado durante todo este tiempo.

En cuanto a la relación de Riley y yo, estábamos mejor que nunca, a pesar de ya no convivir en la misma casa, siempre nos encontrábamos en la secundaria, en los recesos, en los entrenamientos y finalmente pasando tiempo en nuestro lugar especial por el sendero mientras que Emilio terminaba su entrenamiento.

Los encuentros entre Riley y yo cada vez eran más apasionados, nuestros besos y caricias cada vez se tornaban más profundas, hablando por si solas del deseo que crecía en nosotras con cada encuentro, haciendo que la temperatura subiera rápidamente con cada contacto de su piel con la mía.

En varias ocasiones habíamos intentado subir de nivel las cosas, pero siempre nos interrumpían. Primero, lo intentamos en un salón en desuso en el fondo del pasillo. Entramos a él y comenzamos a besarnos apasionadamente y cuando las cosas estaban poniéndose aún más intensas, sentimos que el conserje entró al salón de al lado, seguramente haciendo rutina de aseo, así que decidimos salir de ahí como alma que lleva el diablo antes de que nos viera.

Días después, aprovechamos que ya era de noche y que el baño de chicas estaba solo, así que nos metimos al último cubículo, en donde de nuevo comenzamos a besarnos y a encender las cosas, pero minutos más tarde, sentimos como un par de chicas del equipo entraron al baño, provocando que tuviéramos que detenernos inmediatamente y esperar a que salieran para nosotras poder huir.

Siempre JuntasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora