Capitulo 24

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Sábado después del partido:

Narra Riley:

El sábado en la noche, después de lo que había pasado en la secundaria, después de la que debió ser una noche feliz en la que finalmente hablara con mis padres sobre Val y yo, se convirtió en una auténtica noche de terror.

No pude pegar el ojo en toda la noche llorando y pensando en cómo todas esas fotos terminaron expuestas y en especial, pensando en la mirada de decepción que tenían mis padres en ese momento... es decir, sabía que no estaba haciendo nada malo, sabía que mi amor con Val era puro y sincero, pero también era consciente que para mis padres representaba un pecado mortal y el saber que su única hija estaba involucrada en un romance así, fue un duro golpe para ellos...

En especial para mamá, quien no dejó de hacerme sentir como si fuera basura o un fenómeno antinatural que debe ser corregido de alguna manera.

Si tan solo ella supiera que lo que siento por Val es lo más natural y autentico que he sentido en mi vida...

Finalmente, alrededor de las 5:00 pude dormir un poco y aproximadamente a las 9:00 desperté en medio de la tristeza y dolor corporal por los golpes del partido.

Con dificultad extendí mi mano hacia la mesa de noche para alcanzar mi teléfono y tratarme de comunicar con Val para hacerle saber que estaba bien, pero mi mano no ubicó el teléfono, así que abrí mis ojos y comencé a buscar mi teléfono por todas partes, pero este no aparecía, era como si se lo hubiera tragado la tierra.

Un rato después, mamá entró a mi cuarto para ver si había despertado. Ella solo se limitó a observarme con el mismo desprecio del día anterior, pero aun así quise preguntarle por mi teléfono.

—Emm... mamá, ¿de casualidad has visto mi teléfono? — le pregunté evitando hacer contacto visual.

—¿Esto? — sacó el teléfono de su bolsillo y lo alzó para mostrármelo —Lo tendrás decomisado hasta que decidamos que hacer contigo. No nos vamos a arriesgar a que sigas hablando con esa muchacha. — dijo guardando el teléfono de nuevo en su bolsillo.

—¿Qué? ¡No puedes hacerme eso! — dije poniéndome de pie frente a ella.

—Claro que puedo, soy tu madre. — dijo saliendo del cuarto, pero se detuvo antes de cerrar la puerta. — Ahora, báñate y vístete, vamos a ir con el padre Gabriel para que te confieses por el pecado que has cometido.

—Pero que... — dije con una expresión de sorpresa —No he cometido ningún pecado y no voy a hablar de mis intimidades con ese señor. — dije con firmeza. —Además tengo que recuperarme de mis heridas, mañana tengo clases y en la tarde entrenamiento.

Mamá se giró y entró de nuevo al cuarto —¡Ni loca te voy a permitir ir a esa secundaria! No vas a volver a poner un pie allí y hasta que no decidamos que hacer contigo, te vas a quedar aquí encerrada. — espetó con enojo. —También me llevé tu laptop y cualquier aparato con el que puedas intentar comunicarte con esa muchacha.

En ese momento sentí la ira subir a mi cabeza y sentí un fuerte impulso de gritar. —¿¿Estás loca, mamá?? ¡¡No puedes encerrarme aquí!! — estaba totalmente furiosa.

—Si puedo, y eso lo debiste pensar antes de meterte con esa... esa muchacha del demonio. —Rápidamente salió de mi cuarto y cerró la puerta con llave.

Puse mi cara en mi almohada y pegué un grito por la ira que me consumía en ese momento. De verdad que no podía creer que mi madre me estuviera haciendo esto. Yo bien sabía que no se iba a tomar bien el hecho de que estuviera con Val, pero jamás pensé que llegaría a estos extremos.

Siempre JuntasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora