Capitulo 31

280 35 22
                                    

Narra Emilio:

Ya habían pasado dos semanas desde que las cosas regresaron a la normalidad... por así decirlo. Ahora Riley vivía con nosotros en casa, situación que me daba nuevas oportunidades para molestar a Val y sacarla de sus casillas, como recordarle constantemente la vez que las vi casi devorándose.

Que no se pierda la costumbre de hacer enfurecer a Val, jeje.

Entre otras cosas, ambas ya eran más abiertas con su relación, pareciendo uña y mugre, sin haber poder humano o sobrenatural que las separe. A veces pienso que, si Val tuviera baño en su habitación, hasta se bañarían juntas. Pero entre todo, es lindo verlas tan felices después de todo lo que pasaron y, aunque me encante molestarlas, siempre voy a hacer lo posible por ayudarlas a que se mantengan juntas. Nunca había visto a Val tan feliz como ahora, y eso me llenaba de alegría y agradecimiento con Riley.

En cuanto a la reaparición de Sebastián, ciertamente había logrado removerme interiormente. Digo, que tu ex, el que desapareció hace más de cuatro años, del que no sabías tan si quiera si estaba vivo, reaparezca de la manera más inesperada y bizarra que te puedas imaginar, logra descompensar a quien sea.

Aún teníamos un sinfín de dudas y temas pendientes por resolver, así que, gracias a que mis padres organizaron un almuerzo al aire libre en el jardín, al cual invitaron al padre de Riley, Charlotte, a la directora Smith y a su esposa, a Richie y finalmente a Sebastián junto con su familia adoptiva, vi la oportunidad para hablar con él de esos asuntos pendientes del pasado.

Por supuesto que decidí contarle a Richie toda la verdad sobre Sebastián y se lo tomó bastante bien. Incluso fue quien animó para que hablara con él.

Richard y yo nos encontrábamos sentados en unas sillas del jardín, disfrutando del calor del sol que, con el pasar de los días, se hacía más fuerte, brindándonos un escenario perfecto para disfrutar de este almuerzo al aire libre. Yo me encontraba algo nervioso por lo que iba a hacer, pues sentía miedo de reabrir heridas que ya había logrado sanar hace tiempo. Aun así, intentaba no exteriorizar mis nervios, pero creo que el constante e inconsciente movimiento de mis piernas fue suficiente para que Richie supiera que algo me estaba molestando interiormente.

—¿Estas nervioso? — me preguntó Richie mientras tomaba un refresco.

—No... bueno, sí. — emití un fuerte suspiro buscando poner en orden mis ideas. —Creo que el hecho de enfrentar a Sebastián después de tanto tiempo me aterra un poco. ¿Y si me doy cuenta que realmente no he superado este asunto?

Y no lo decía porque siguiera enamorado de él, sino porque algo dentro de mi sabía que, si había logrado encontrar algo de paz después de su repentina desaparición, fue porque jamás lo enfrenté, simplemente desapareció y el tiempo hizo lo suyo para sanar mis heridas.

¿Pero qué pasaría ahora? Posiblemente aquellas sensaciones incomodas y dolorosas que sentí en aquel entonces reaparecerían y me descompensarían.

Richie me miró por unos segundos, para después tomar mi mano y dejarme un beso en ella. —Creo que lo que principalmente te afecta y te ha afectado por todos estos años, es precisamente no haber cerrado este ciclo con él. — dijo, dedicándome una sonrisa reconfortante que, de alguna manera, estaba logrando disipar mi remolino interno de emociones.

—¿Eso crees? — le pregunté un poco confundido.

—Si. Siempre te estuviste atormentando con preguntas sin respuestas por todo este tiempo, llegando a la conclusión de que hiciste algo malo que lo alejó... pero creo que ahora es bastante claro que no fue así, digo... tú mismo lo has visto, ¿no?

Creo que Richie tenía un buen punto. Desde aquel suceso, me llené de inseguridades y comencé a preocuparme más sobre como cumplir expectativas, para que nadie se volviera a alejar de mi por no ser suficiente.

Siempre JuntasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora