Capitulo 25

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Hola, querido lector que quiero mucho :3

Antes que nada, quiero aclarar algunas cosas sobre este capítulo.

*Aquí serán descritos actos de violencia física y psicológica que pueden llegar a herir la sensibilidad de algunas personas. Así que, si eres sensible ante estos actos, te recomiendo saltarte este capítulo.

*6.000 palabras :'v

Si decidiste leer, espero que disfrutes y por favor no me mates :3

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Narra Riley:

Fueron aproximadamente 30 - 40 minutos en carretera, hasta llegar a un lugar que sinceramente parecía sacado de una película de terror.

Primero, nos adentramos hacia una carretera de tierra rodeada por un espeso bosque y después de unos minutos nos encontramos una reja totalmente custodiada, la cual fue abierta al momento de verificar quienes veníamos dentro.

Tras la reja había un edificio grande, imponente y totalmente carente de color. Eso antes que un internado, parecía un lugar que solo salía de tus peores pesadillas

Los hombres estacionaron frente a la entrada del edificio y la monja y yo nos bajamos del auto. Me quedé mirando el edificio totalmente intimidada por su aspecto y la vibra que emanaba de él. Es como si el panorama se hubiera oscurecido con tan solo fijar la vista en este lugar.

—¡Vamos niña, camina! — me dijo la monja con autoridad en su voz.

Ya para este punto no me estaba resistiendo, no había otra salida, pues era imposible tratar de huir de aquí.

Al entrar, recorrimos un largo pasillo que daba a unas escaleras, por las cuales comenzamos a subir mientras la monja me hablaba del lugar. —Bienvenida al "Internado Sangrado Corazón de las esclavas del misericordioso".

¿Qué mierda con ese nombre? Es lo más católico y toxico que he escuchado en mi corta vida.

La monja continuó hablando. —Soy la hermana Gladis y soy la directora de este internado. Es importante que sepas que en el primer piso están las oficinas administrativas, en el segundo piso las aulas de clase y convivencia, y en el tercer y cuarto piso están los dormitorios. En la parte de afuera está el jardín, al que podrás salir únicamente cuando nosotras demos la autorización.

Continuamos subiendo hasta el cuarto piso, era extraño porque no se veía nadie, ni se escuchaba ningún ruido.

—Es importante aclararte que acá no pueden hacer ningún ruido, no pueden salir de sus habitaciones después de las 20:00 y las luces deben estar apagadas a las 21:00. — dijo y se detuvo al frente de una puerta que marcaba el número 406. —Está es tu habitación, recuerda bien el número y las reglas que acabo de decirte.

Después abrió la puerta e ingresamos en la habitación, en donde me entregó un uniforme —Este es tu uniforme, póntelo a partir de mañana. Debes estar en el comedor a las 7:00 en punto, ni un minuto tarde. — me dijo mientras salía de la habitación y cerraba la puerta.

Yo me quedé observando la habitación, era pequeña, pero con lo necesario para vivir. Tenía una cama contra la pared, una mesa de noche y un escritorio en el cual había una biblia y un rosario. En la parte lateral opuesta a la cama estaba la puerta que dirigía al baño.

Las ventanas eran pequeñas y tenían rejas, supongo que en el pasado varias chicas intentaron escaparse y por eso tomaron esta medida.

Me quedé viendo por la ventana como la noche caía sobre el jardín, el cual estaba encerrado en una alta reja con púas en la parte superior. Todo tenía un aspecto tan deprimente y melancólico que, sumado a mi sentimiento de impotencia, hizo que se me fuera imposible contener algunas lágrimas...era imposible salir de aquí y debía hacerme a la idea de que pasaría un largo periodo de tiempo aquí, lejos de Val, lejos del hockey y lejos de todo eso que me hacía feliz.

Siempre JuntasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora