Capitulo 18

334 29 60
                                    

Narra Val:

Despues de hablar con Riley y lograr que se tranquilizara por el asunto de sus padres, notamos que se estaba haciendo tarde, así que fuimos al campo de fútbol donde Emilio nos estaba esperando para irnos a casa. 

Despues de dejar a Riley, nos dirigimos a casa. Al llegar nos sorprendimos al ver a papá preparando la cena ya que él siempre llegaba tarde en la noche, pero ese día había terminado temprano y decidió venir a darnos una sorpresa.

Nos sentamos a cenar y a compartir algunas palabras con él, hasta que de repente mencionó a Riley.

—Oye, mija, ¿y cuando piensas presentarnos a la güerita? — dijo papá tomando un poco de agua de horchata.

—Papá, apenas oficializamos lo nuestro ayer, ¿no crees que es muy pronto? — dije dando un bocado a una de las quesadillas que preparó mi padre.

—Para nada, mija. Ustedes se conocen hace mucho, creo que ya es el momento. — dijo mientas se secaba con una servilleta y volvió a hablar. — Dile que el sábado esta invitada a almorzar. Hay que aprovechar que tú madre tiene ese día libre para que también la conozca.

—Bien. — dije derrotada. — Pero ni se te ocurra intimidarla con tus interrogatorios. Ella está un poco sensible por estos días y no quiero que se sienta incómoda.

Emilio comenzó a reír —Te lo dije papá, cuando se trata de Riley mi hermanita se vuelve completamente blanda. — dijo Emilio entre risas — Mira nada más como la protege.

Cierra el hocico, pende... — papá me interrumpió.

—Sin palabrotas, Val.

—¡Entonces dile que no me moleste! — dije enojada — Habla como si no hubiera accedido a masajearte los pies por dos semanas para que le dieras dinero para su regalo de primer mes con Richard. — Emilio reaccionó.

—¡Hey! No te burles, que tu lo harías por Riley sin pensarlo. — dijo protestando y yo le saqué la lengua.

¡Bien, ya estuvo bueno, cálmense ambos! — dijo mi padre llamando nuestra atención y después me miró. — Val, cita a la güerita para el sábado a medio día — después miró a Emilio. — Y tú, Emilio, no pongas más nerviosa a tu hermana, ya ves cómo se pone cuando nos metemos con su amada güerita. — Emilio soltó una risa y mi padre sonreía con satisfacción.

—Papá, eres digno padre de Emilio. — comencé a decir con un tono serio en mi voz — Él siendo casi una copia exacta de ti, con la única diferencia de que a él le gusta mam... — Emilio puso su mano en mi boca impidiendo que continuara hablando y yo le mordí un dedo.

Papá captó lo que yo iba a decir y comenzó a reír a carcajadas.

—¡OYE! — reaccionó Emilio. — ¡Suelta mi dedo, loca desquiciada! — se quejó Emilio y yo lo solté. — Y tu no te burles, viejo. — dijo refiriéndose a mi padre.

—Aprende a no molestarme. — le volví a sacar la lengua. 

Emilio era la única persona que podía sacarme completamente de mis casillas, a veces ganándose unos buenos golpes de mi parte, pero en el fondo lo quería.

Muy en el fondo...

La cena transcurrió tranquila, con Emilio y yo casi matándonos... realmente tranquila, como cualquier noche en la casa de los Ortiz.

---

La semana transcurrió con normalidad y jueves le comenté a Riley sobre la invitación de mis papás para que fuera a almorzar el sábado a casa. Por supuesto que al principio se puso un poco nerviosa, pero logré tranquilizarla y terminó accediendo.

Siempre JuntasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora