Capitulo 13

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Narra Riley:

Ese mismo día en la noche, ya me encontraba en casa cenando con mis padres, pero lo único que hacia era darle vueltas a la sopa, como buscando alguna revelación divina que saliera de ahí y me dijera que hacer con el embrollo que tenía en mi mente.

Me sentía muy mal por haberle hecho ese reclamo a Val y por todas mis actitudes últimamente.

Desde que le pedí que tomáramos distancia me inundaron un sin fin de emociones negativas, generando así que estuviera de mal humor todo el tiempo, que reaccionara mal ante cualquier situación o comentario y, en especial, que se me nublara el juicio.

Desde la llegada de Charlotte no he hecho mas que buscar pretextos para odiarla o para juzgar mal a Val, cuando ambas no están haciendo nada malo... Val puede salir con quien quiera y eso no me debería molestar.

Pero por desgracia esto es mas complejo que solo decirlo.

Mi sentir es mas fuerte que lo que dicta mi lógica o sentido de justicia.

Y por desgracia, mi sentir es malditamente incontrolable.

Y para acabar de completar, también es malditamente incompresible.

Todo esto es tan nuevo para mi que no voy a poder resistirlo y mucho menos hallarle explicación si no busco ayuda.

Así que decidí recurrir a la única persona que se me pasó por la cabeza para intentar desenredar el nudo de emociones que tenía dentro, así que de manera que mis padres no vieran, tomé mi teléfono y le mande un mensaje.

Riley: 18:27: Hola, Emilio.

Emilio: 18:29: Hey, Riley.

Riley: 18:31: Sé que es extraño lo que te voy a pedir, pero ¿podemos hablar? Creo que necesito ayuda...

Riley: 18:31: Es... sobre Val.

Emilio: 18:32: Por supuesto que podemos hablar. ¿Quieres que vaya por ti y vamos por un café?

Riley: 18:32: Por favor, te lo agradecería mucho.

Les dije a mis papás que había solicitado una asesoría de literatura a Emilio y que me iba a ver con él, al parecer me creyeron y después de unos 20 minutos Emilio llegó por mi y nos dirigimos a un café del centro.

Elegimos una mesa alejada del tumulto en donde podíamos tener la privacidad para hablar amenamente. Así que realizamos el pedido y comenzamos a hablar.

—¿Y bueno, Riley, de qué querías hablarme? — preguntó Emilio dándole un sorbo a su café.

Lo miré y tomé un poco del capuchino que había ordenado. Estaba muy nerviosa. —Bueno... creo que para ti no es sorpresa que Val y yo tomamos distancia. — dije poniendo la taza sobre la mesa.

—Corrección, tú le dijiste que se alejara de ti. — me dijo poniendo un semblante serio que me hizo bajar la cabeza.

—Sip... Bueno... — me rasque la nuca — ¿Y ella te contó sobre lo que pasó hoy? — pregunté.

—Así es. Y déjame decirte que la descompensaste bastante. — dijo Emilio cruzándose de brazos y apoyándose en la mesa.

Yo agaché más mi cabeza — Yo... me siento muy mal por todo eso. — dije en la misma posición, mientras jugaba nerviosamente con mis dedos bajo la mesa.

Emilio se inclinó más hacia mí y suspiró. — Riley, entiende que primero le dices que se aleje de ti, luego tu novio le dice a ella que decidiste alejarte porque te sentías incómoda con su presencia y ¿luego le reclamas porque no te presta atención? — dijo Emilio haciendo una expresión de desconcierto. — ¡Obviamente se confundió y se descompensó, mujer!

Siempre JuntasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora