22. Posibles escenarios

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Me pasé el resto de la semana esperando a que llegara el sábado: incluso marcaba los días en el calendario, cosa que no hacía desde el año anterior, cuando terminé secundaria y moría porque llegaran Navidad y las vacaciones de verano. 

Trataba de concentrarme en las clases y en las tareas para que la ansiedad y emoción por la salida no fuera tanta, y aunque funcionó en parte, no pude evitar escribir unas cuantas líneas poéticas sobre Felipe en mi diario. 

Hasta tenía una nueva estrofa completa: 


Color dulce del paraíso

que a un sueño puede llevar.

No puedo sino preguntar,

¿conmigo podrías tú soñar? 


La terminé el viernes por la noche, y me quedé dormida con una gran sonrisa, con los ojos azules de Felipe en mi mente, y esperando estar en los sueños de él. 

Fue un milagro que no me doliera la mandíbula al despertar, porque la intensidad de las ganas que tenía de volver a ver a Pipe era mayor. 

Y aumentaron cuando escuché el teléfono sonar...y más cuando vi el mensaje en la pantalla.

Felipe💙: Hola, Julie! 😊 Nos vemos esta noche? 

Estaba en casa, así que no temí lanzar un gritito de emoción. 

Yo: Holii, Pequitaaas!! Sí, esta noche somos😁

Felipe💙: Dale, entonces paso por vos a las 6  ❤

¿Acababa de poner un corazón en el mensaje? 

¿UN CORAZÓN? 

Estaba que quería darme un infarto. 

Y fue evidente cuando las Ferrer se levantaron de golpe por mi grito de euforia. 

―¡Buenos días, tía! ¡Gracias por despertarnos así! ―se quejó Brenda con pesadez, como si estuviese encadenada a la cama y no quisiera ser liberada. 

―Perdón ―dije, avergonzada―, pero es que Pipe me mandó un corazón por mensaje...

Las hermanas se levantaron ahora sí de golpe y me arrebataron el celular para comprobar lo que decía; al verlo, me lanzaron sonrisas pícaras. 

―Parece que cierto tío está ansioso por verte.

―Nah, no lo creo ―repuse, aunque moría de ganas que fuera así.

―¡Es más que obvio! ―dijo Lucía―. Te manda corazones, te invitó a salir dos veces seguidas, y se traba cuando te habla. 

No pude evitar sonreír ante esas claras señales, pero intenté calmarme y no tomar todo por sentado, porque había aún muchas cosas que no sabía de Felipe, y que moría por conocer; además, él tampoco me conocía. ¡Había pasado una semana, qué caramba! 

―No lo sé, chicas ―susurré, aunque no dejé de sonreír―. Es que todo está resultando tan bonito. Es tal como lo que leo en los libros. ¡Él parece sacado de Bridgerton! Lo siento tan inalcanzable...

―Inalcanzable será si no te preparas como se debe para esta noche ―interrumpió Brenda. 

―Así es, tienes que vestirte para matar ―añadió Lucy―. ¡Tienes que dejarlo loco! 

Perfecta Inspiración - Felipe OtañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora