13. Haciendo planes

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Tuve suerte de que la profesora Torres no se percatara del gritito de emoción que luché por ahogar ante el mensaje de Felipe, aunque no faltaron los compañeros que me miraron con cara de "y a esta, ¿qué bicho le picó?". 

Me moría por responder de inmediato, pero por obvias razones, tuve que esperar a que todo el sermón oral terminara luego de la primera parte de la clase, así que cuando fuimos libres de salir a tomar un café o a comer algo en esa pausa brevísima, me dirigí al porche de aspecto antiguo que separaba el pasillo de salones con la pileta, y saqué mi celular. 

Había transcurrido media hora desde que Felipe había mandado el mensaje, y por eso sentí los nervios a flor de piel: ¿pensará que no valía la pena como para responder un bendito mensaje? ¿O tan siquiera como para saludar? ¡¿Qué estaría pensando de mí por la demora?! 

Tenía que responder, pero, ¿qué podría decirle sin sonar demasiado obvia en mi felicidad por su mensaje? 

Escribí varias veces las respuestas para luego borrarlas, y estuve así un par de minutos hasta que me incliné por lo simple: 

Yo: "Hola! Estoy bien, gracias por preocuparte! 😁

Entrecerré los ojos y apreté el botón de enviar del WhatsApp.

De inmediato, me arrepentí. 

¡¿Qué clase de respuesta era esa?! Sonaba demasiado fría, como si lo del sábado en la noche hubiera sido un favor tan simple como cargar unas cajas al departamento. ¡Me había salvado de un enfermo, por Dios! 

Maldita sea, acababa de cagarla en grande...

¡Ring!

Felipe💙: Segura? No tuviste pesadillas ni nada por ese pibe? 

¿Acababa acaso de seguir la conversación? 

Bueno, supongo que podía agarrar un poco más de confianza. 

Yo: Siii, tranqui 😉 Más bien, perdón por no responder de inmediato :3 

Felipe💙: No pasa nada :) Y, en qué andás? 

Hecho. Quería derretirme como helado en verano caribeño. 

Yo: Primer día de clases. En pleno break antes de aguantar otra hora más de cháchara...

Felipe💙: 😮 Perdoná si te causé problemas con el mensaje :(

Yo: Ntp, no pasó nada, menos mal :) 

Felipe💙: Genial :) Y a qué hora salís? 

Esa simple pregunta me mandó al borde de un colapso nervioso. Así empezaban las salidas, ya fuera como pareja o como solamente amigos que pasaban a ser pareja. 

Pero tenía que sonar como si no esperara nada, a pesar de que me empezaba a armar los escenarios posibles en mi cabeza; desde que vi a Felipe, hacía mucho eso. 

Yo: a las once menos diez, por? 

Felipe💙: Salimos por un café? 

Tragué saliva y respiré hondo en un esfuerzo por tranquilizarme, aunque ello me ganó esas miradas de rareza a las que estaba acostumbrada desde la infancia.

Yo: Sí, claro, por qué no? Dónde nos vemos? 

Felipe💙: Yo paso por vos. Dónde estás? 

Yo: en la U de Barcelona, la facu de Literatura...la conoces? 

Felipe💙: la buscaré en Maps, estaré afuera esperándote 😉

Perfecta Inspiración - Felipe OtañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora