035. Patinar 2.0

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Cancele la boda con Jacob después de haber descubierto su última infidelidad hacia mi. Lo corrí del departamento al día siguiente aún con el cuerpo adolorido que me había dejado aquel chico del patinaje. Coloque sus cosas en cajas y las eche a la calle, cambie nuestra cerradura y solo escuchaba sus gritos detrás de la puerta. Pero eso ya no me importaba en lo absoluto.

Ya han pasado doce meses desde que he visto frecuentemente a aquel chico del patinaje. Con el no todo se trataba de sexo, en ocasiones me invitaba a salir a museos o simplemente a comer. Que terminaramos en su departamento era algo muy diferente a solo sexo. No siempre lo teníamos cada que llegábamos a ese lugar, a veces veíamos películas, dormíamos o hablábamos; que terminaramos haciéndolo no estaba en mis planes. Compramos una gran cantidad de cajas de condones y los guardamos en su departamento, así que no habria ninguna sorpresa en su relación.

No ocupaba a Hiccup de despecho en lo absoluto y ya había hablado con el al respecto de eso. Por supuesto que no era despecho, después de la forma en como lo hace jamás lo ocuparía para eso. Hiccup era más que un simple humano en la cama o solo era yo sin mis cinco sentidos poseída por él.

Llegué a su trabajo y había más gente patinando en la pista. No solíamos saludarnos besándonos en su trabajo, no buscaba problemas con su jefe. Así que para esperarlo solo pedía mis patines y me perdía en la pista de hielo mientras acababa su turno de noche. A medida que pasaba el tiempo, la gente se iba y solo quedaba yo. Pero sorpresivamente, hoy no había nada de gente una hora antes de que terminara su turno.

Sali de la pista y me uni a el al despachador.

—Hey —me sonrió con esa maldita sonrisa que tenía.

—Hey.

—¿Ya desea irse señorita?

—No en realidad, estoy esperando a alguien —sonrei acercando mi rostro en el mostrador.

—¿Así? ¿Se puede saber a quien? —repitió mi acción.

—A mi enamorado.

—¿Tiene novio?

—Asi es, es muy guapo.

—Ya veo, entonces debe tratarla muy bien —su mano comenzó a tocar mi mejilla. Estaba provocandome.

—No tienes ni la menor idea —acerque sus dedos a mis labios, no podia soportarlo—. Maldición Hiccup, si no me coges en este momento te juro que iré al baño a meterme los dedos.

—¿Así? ¿No que tenías novio, preciosa?

—Puedo hacer una excepción contigo, él no se enterará —le encantaba hacerme suplicar.

—Me gustaría que se entere —me depósito un beso en los labios.

Eso fue suficiente para encender el momento. O mi corazón.

Era un miércoles por la noche. Nadie viene a esta hora a patinar. Así que era el momento perfecto para encerrarnos en el cuarto de empleados después de que Hiccup colocará un letrero en la entrada de "Cerrado" y otro en el despacho de "Vuelvo en 5 minutos" por si llegáramos a tardarnos y el señor que se encarga de la noche nocturna no se entere de nada.

Los besos de Hiccup era veloces y sabían lo que buscaban en mi. De un momento a otro estaba en mis labios y después se perdía en mi cuello. Me cargo de los muslos al baño del fondo para recargar me en el gran extenso lavabo de manos y seguir besándome. El empleo de Hiccup no era malo, varias veces llegué a entrar aquí atrás y era casi los mismos lockers y baño del que está abierto al público. Y me alegraba que fuera así en este momento.

Sus manos parecían dos culebras resbalando se por mi cuerpo, tocando todo con demasiada desesperación como si fuera a desaparecer en algún momento. Me quito mi blusa y la lanzo lejos de nosotros para dedicarse a mi sostén.

¿Lemonlandia Mericcup?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora