Capítulo 162 ~ No soy tan importante

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Ulyseon miró afligido la expresión de asco de Maxi.

— Tenga en cuenta lo desolado que se sentiría Sir Riftan si le ocurriera algo, mi señora.

— Pero... Pero...

Con el rostro desencajado por la angustia, Maxi aferró la moneda de cobre de Riftan. No podía quitarse de la cabeza la imagen de los cadáveres negros y putrefactos de los ghouls. No quería acabar así, y la idea de no volver a ver a Riftan le desgarraba el corazón.

Estaba segura de que no era la única que se sentía así. Idsilla tenía un hermano que la quería mucho. Las demás mujeres clérigos tenían amigos y familia, y ningún soldado deseaba la muerte.

Maxi miró a Ulyseon suplicante.

— E-Entonces... tr-traigamos a algunos más con nosotros. Yo-Yo no pido que nos llevemos a todos...

— No podemos volver atrás, mi señora. Imagínese la conmoción que se armaría si lo hiciéramos — replicó Garrow, negando rotundamente con la cabeza.

Las expresiones de dolor de los dos escuderos reflejaban las suyas.

— Tampoco queremos abandonar la ciudad, mi señora. Por favor, intente comprenderlo. Para nosotros, las órdenes de Sir Riftan son lo primero.

— Ha-Hay una noble livadoniana que vino a Eth Lene conmigo. Es una joven de dieciocho años... pero ella v-vino porque estaba preocupada por su hermano. Ella dijo que lo vería después de la guerra...

Por un momento, la expresión de Ulyseon se tornó preocupada antes de negar con la cabeza.

— Sería demasiado peligroso para nosotros regresar ahora, mi señora. Lo siento, pero su seguridad es nuestra prioridad.

— ¡Y-Yo no soy tan importante! No soy la noble que ustedes creen...

Ella se mordió el labio mientras empezaba a temblar entre sollozos. Garrow la observaba con expresión de desconcierto. Suspiró, tirando de las riendas del caballo de Maxi.

— No tenemos tiempo que perder discutiendo, mi señora. Puede que haya monstruos acechando en las murallas de la ciudad. Debemos cruzar el desfiladero antes de que nos descubran.

Tiró de las riendas y la montura de Maxi le siguió obedientemente. Maxi intentó reprimir las lágrimas mientras él los arrastraba.

Los rostros de las personas que le importaban pasaron por su mente. Estaba Ruth, que siempre la cuidaba a pesar de sus gruñidos, e Idsilla, que siempre trataba de mostrarse fuerte a pesar de tener un corazón tierno en el fondo. También estaban Hebaron y las mujeres clérigo, a las que, sin saberlo, había llegado a tener mucho cariño.

No hubiera cambiado mucho si me hubiera quedado en la ciudad. Sólo me habría convertido en un ghoul más con el que tendría que lidiar el ejército que regresara.

Aunque intentaba desesperadamente justificar su huida, no podía negar que estaba abandonando a todos para preservar su propia vida. Maxi cerró los ojos, derramando lágrimas sobre la montura. La impotencia y la culpa pesaban en su corazón.

Piensa en Riftan. Recuerda la promesa que le hiciste. Le aseguraste que tendrías cuidado, que no harías nada imprudente...

A pesar de sus esfuerzos, las lágrimas seguían resbalando por sus mejillas incluso al caer la noche. Cabalgaron por el bosque en penumbra. Una y otra vez, Maxi se volvió para mirar detrás de ella. Le parecía oír gritos que resonaban a lo lejos. No sabía si los sonidos eran reales o una alucinación auditiva causada por su sentimiento de culpa.

Ulyseon, que había cabalgado en silencio, habló de repente.

— Creo que tendremos que cambiar de rumbo.

Debajo del Roble ~ Libro 05Donde viven las historias. Descúbrelo ahora