— ¿Qu-Qué hay de malo en intentarlo? I-Incluso mi padre debe saber... que un conflicto con los caballeros Remdragon sería una desventaja para él. Si d-diéramos un paso atrás... y le ofreciéramos términos que é-él estaría dispuesto a negociar...
— Me temo que ya pasamos la etapa de negociaciones, mi señora. Usted misma debe ser consciente de ello. — murmuró Ruth sombríamente.
Incapaz de pensar en una réplica, Maxi se apretó la falda con los puños. El duque de Croyso era un hombre que valoraba su reputación y el prestigio de su apellido por encima de todo. Nunca antes había experimentado la humillación de recibir una paliza sangrienta y arrastrarse por el suelo. Nada de lo que le ofrecieran calmaría su indignación.
Maxi estaba segura de ello. Se abrazó los fríos antebrazos mientras temblaba ante la desesperanza de todo aquello.
Ruth la miró en silencio durante un momento.
— ¿No quiere que el duque pague por lo que le hizo? Puede que sea su padre, pero... eso no perdona sus atroces acciones.
El rostro de Maxi palideció ante la inesperada pregunta. Miró a Ruth, con la vergüenza grabada en el rostro, antes de mirar al suelo.
— M-Me... me da igual lo que le pase a ese hombre — murmuró con frialdad —. Yo sólo... no quiero que Riftan y los demás... vayan a la guerra otra vez.
— Esos hombres han vivido toda su vida en el campo de batalla, y seguirán haciéndolo. No durará si se pone nerviosa cada vez.
Maxi apretó la mandíbula. La mirada de Ruth se detuvo en ella antes de lanzar un suspiro.
— Comprendo sus sentimientos, mi señora, pero le ruego que esta vez apoye la decisión de Sir Riftan.
Maxi asintió a regañadientes. Por más que se devanaba los sesos, no se le ocurría cómo hacer que su padre cambiara de opinión, ni las palabras para persuadir a Riftan. Se estaba mordiendo el labio abatida cuando Ludis entró en la habitación con una bandeja de infusiones humeantes. Por desgracia, ninguno de los dos estaba de humor para ello.
Maxi se excusó y regresó a su habitación. Había estado tan tensa durante el intercambio que se sintió agotada en cuanto se sentó en la cama. Se dejó caer sobre las sábanas e intentó recordar los rostros de los caballeros vasallos de su padre. Ninguno de ellos sería rival para Riftan. Eso fue lo que murmuró para sí misma en un intento de calmar sus temores, pero resultó ineficaz. Frotándose las sienes palpitantes, Maxi cerró los ojos.
*****
Los preparativos de guerra comenzaron en serio. Maxi veía a menudo a mercenarios y caballeros haciendo ejercicios juntos en los campos de entrenamiento, y de vez en cuando veía carros cargados de armas y balas de cañón rodando hacia el castillo.
Ella se vio obligada a hacer la vista gorda. Aunque un torrente de palabras la acosaba cada vez que veía el rostro de Riftan, no encontraba las adecuadas para decir en voz alta.
¿Debo disculparme por haber causado esta guerra? ¿O insisto en que no tengo deseos de venganza?
Sin saber qué decir, Maxi le dio la espalda en más de una ocasión. No había duda de que Riftan habría percibido la ansiedad que la envolvía, pero aun así se negó a decirle nada.
Su comportamiento era el principal motivo de su desánimo. Siempre se mostraba excesivamente cortés y cauto con ella, y eso le hacía temer que ya no sintiera la pasión de antes. Y aunque la atendía con más atención que nunca, se sentía más como un padre que cuida de un hijo que como un marido que cuida de su esposa.
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Debajo del Roble ~ Libro 05
FanfictionYa llegamos al final de la primera temporada. Y solo puedo decir una cosa: ¡Riftan, controla a tu mujer! Este hombre tiene un ejercito a su mando, pero no puede con su esposa. Ya saben, esta novela no es mía bla, bla, bla... Shuji Kim