Maxi se paseaba por la sala de espera y rezaba fervientemente por un milagro. A juzgar por los ocasionales gritos que se filtraban, no parecía que fueran a ser atendidos.
Mordiéndose ansiosamente el labio, imaginó a su padre utilizando absurdos sofismas para inculpar a Riftan. Sólo de pensarlo se le ponían los nervios de punta.
Abrió la puerta de un tirón y se asomó por el oscuro pasillo. Estaban en la habitación más alejada. Como el rey Reuben había prohibido la participación de terceros en la mediación, no había forma de saber cómo avanzaba. Maxi seguía sumida en la ansiedad y paseándose a lo largo de la habitación cuando Ursuline habló. Hasta entonces, el caballero había permanecido tranquilamente apoyado contra la pared.
— No creo que la llamen para más testimonios, mi señora. ¿Por qué no vuelve a sus aposentos a descansar?
Ruth levantó la cabeza de donde había estado dormitando ante la chimenea.
— Sí. Volvamos a nuestras habitaciones. Quedarnos aquí sentados no ayudará a nadie.
— Al menos una pizca de preocupación por tu parte estaría bien... — dijo Ursuline mirándolo con desaprobación. Él lanzó un suspiro —. Pero el hechicero tiene razón. Las conversaciones no terminarán pronto, así que le sugiero que duerma un poco, mi señora. A este paso podrían durar toda la noche.
— ¿D-Dices toda la noche?
Cuando los ojos de Maxi se abrieron de par en par por la sorpresa, el caballero le dedicó una sonrisa amarga.
— Es una táctica que el rey utiliza con frecuencia para doblegar a los súbditos rebeldes. Su Majestad es tan robusto como cualquier caballero. Es capaz de cansar a la mayoría de sus oponentes hasta la sumisión.
— No se preocupe demasiado, mi señora — añadió Elliot con optimismo —. El rey es totalmente capaz de alargar esta mediación durante dos noches enteras, y también lo es nuestro comandante. El duque de Croyso se verá obligado a ceder pronto.
Maxi suspiró ante su ingenuidad. Estaba claro que no sabían nada del duque.
La tenacidad de su padre era insuperable. ¿Dos noches? Gritaría obscenidades hasta toser sangre si se lo ordenaran. A Maxi se le ocurrió que el rey podría haber dado a su padre la oportunidad de hacer precisamente eso. Era obvio que el duque estaría ansioso por vilipendiar a Riftan, soltando un diluvio de calumnias contra él.
Maxi se frotó las sienes palpitantes. Al ver esto, Ursuline agarró la capa de la pared.
— Permítame que la acompañe a sus aposentos, mi señora.
Abrió la puerta con una mirada decidida que decía que se aseguraría de que descansara, independientemente de su respuesta.
Aunque estaba segura de que no podría dormir, seguía agotada por haber estado en vilo todo el día. Pensando que debería acostarse aunque fuera un rato, Maxi aceptó resignada.
Estaba a punto de marcharse cuando vio una débil luz parpadeando al final del pasillo. Maxi se detuvo ante la puerta. La princesa Agnes se dirigía hacia ellos con el mago real, Simon. Al darse cuenta de quiénes eran, Ruth se arrastró hasta un rincón como si huyera de una plaga. Ursuline le observó con mirada despectiva antes de adelantarse para dirigirse a la princesa.
— Alteza, ¿qué la trae por aquí a estas horas?
— Hay algo que deseo discutir -dijo la princesa Agnes, su mirada ansiosa voló hacia Maxi —. ¿Me concedes un momento?
Maxi vaciló antes de volver a entrar en la habitación. La princesa dejó escapar un suspiro de alivio ante la silenciosa invitación de Maxi y entró con Simon.
ESTÁS LEYENDO
Debajo del Roble ~ Libro 05
FanfictionYa llegamos al final de la primera temporada. Y solo puedo decir una cosa: ¡Riftan, controla a tu mujer! Este hombre tiene un ejercito a su mando, pero no puede con su esposa. Ya saben, esta novela no es mía bla, bla, bla... Shuji Kim