Capítulo 165 ~ Por favor, ya vete

504 36 7
                                    

Maxi apretó la manta entre los puños, preguntándose cuán angustiado debía de estar Riftan para inquietar a este hechicero con nervios de acero.

Al darse cuenta de que había dicho algo que no debía, Ruth se apresuró a decir.

— No debe preocuparse, mi señora. Usted es la heroína de esta guerra. Aunque Sir Riftan se enfadara con usted, todo Eth Lene intervendría para detenerlo. Y si es necesario, vendré en su defensa. Le he servido durante mucho tiempo, dudo que me mate.

El intento de charla ociosa apenas alivió la preocupación grabada en el rostro de Maxi.

Ruth se rascó la nuca.

— Ahora que lo pienso, aún no le he ofrecido mi gratitud. Gracias, mi señora. Le debemos la vida.

Sorprendida, Maxi le hizo un gesto con la mano.

— No hace falta que me lo agradezcas. Y-Yo sólo... me alegro de que todo el mundo esté a salvo.

Los labios de Ruth se torcieron de repente en una sonrisa triste. Antes de que Maxi pudiera preguntarle el motivo, ya estaba saliendo de la tienda.

El breve intercambio había sido agotador, y Maxi se desplomó en el catre. No podía creer que hubiera estado inconsciente durante una semana. Aunque todas sus heridas parecían haberse curado, sentía los miembros flácidos y la cabeza pesada.

Tras un rato mirando al techo con ojos sombríos, se levantó para recuperar la energía que le quedaba. De repente, oyó unos pasos apresurados en el exterior.

Dos mujeres clérigos entraron corriendo en la tienda.

— ¡Lady Calypse!

Maxi sonrió al ver a Idsilla y Selina con los ojos llorosos, y suspiró aliviada. Las dos estaban vivas.

Idsilla se acercó al catre y apoyó a Maxi en un grueso cojín. Inmediatamente empezó a reprenderla.

— No debe intentar levantarse sola todavía. ¿Qué pasa si se cae?

— Sólo intentaba sentarme.

— Si necesita algo, llame a alguien para que le ayude. Acaba de despertarse. No debería intentar moverse por su cuenta durante un tiempo.

Idsilla la siguió regañando mientras subía la manta hasta la barbilla de Maxi.

Selina colocó una bandeja junto a la cabecera del catre y dijo suavemente

— Le he preparado una papilla ligera. Las hierbas son suaves, pero deberían ayudar a recuperar la energía.

— Gr-Gracias.

Maxi la estudió mientras tomaba la cuchara. Se había preocupado cuando Selina desapareció durante el caos, pero la mujer clérigo debía de haber encontrado un escondite seguro.

Sin embargo, la felicidad de Maxi duró poco. Puede que la marea se hubiera vuelto a su favor, pero aún así había acabado siendo una batalla a gran escala con un gran número de bajas.

— ¿C-Cómo están las cosas... en la enfermería?

— Muchos fueron heridos, pero ahora están estables gracias a los magos.

Vaciando la papilla en un pequeño cuenco, Idsilla puso una expresión severa.

— Por favor, preocúpese primero de recuperarse, Lady Calypse. Nosotras nos encargaremos de la enfermería, así que no debe preocuparse demasiado.

Agarrando su cuenco, Maxi miró nerviosa a su alrededor. Aunque quería preguntar por los demás, sobre todo si alguno de los caballeros Remdragon estaba herido, no quería molestarlas cuando ya estaban tan ocupadas. Soplando la humeante papilla, Maxi comió en silencio.

Debajo del Roble ~ Libro 05Donde viven las historias. Descúbrelo ahora