Capítulo 186 ~ Mediación

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Incluso desde esta distancia, Maxi podía ver a su padre apretando la mandíbula. Era algo que hacía para contenerse cuando su ira estaba en su punto álgido. Las venas de sus manos se hinchaban mientras apretaba su bastón. Lanzó una mirada asesina a Riftan antes de responder al rey.

— Si se me permite recordárselo a Su Majestad... hice hincapié en que emprender este arduo viaje era totalmente innecesario.

Hablaba un poco más despacio, pero no tanto como para hacer el ridículo. El grado de autoridad y orgullo arraigado en el ser del duque de Croyso se negaba a doblegarse incluso ante la realeza. Nunca se permitiría parecer patético.

Sin embargo, la humillación de su defecto se reflejaba en su rostro. La ira brillaba en sus ojos con cada palabra que escupía. Miró a Riftan con tanto odio que el público se puso nervioso. La animosidad de Riftan era igual de palpable.

El rey Reuben miró con fastidio a los dos hombres que ansiaban desgarrarse el cuello mutuamente. Chasqueó la lengua.

— Descansemos unas horas antes de empezar. Parece que tendremos que intervenir antes de que nuestros vasallos favoritos empiecen a apuñalarse entre sí.

— Permítame acompañarlo a su habitación, Su Majestad.

— No. Tú vigila a estos dos para asegurarte de que no se despedacen entre ellos.

El conde respondió con una sonrisa amarga e indicó al mayordomo del castillo que acompañara a los invitados reales a sus aposentos. El rey Reuben condujo a la princesa y a sus asistentes por la escalera envuelta en sombras grises. Cuando la comitiva real abandonó la sala, los que estaban arrodillados se pusieron en pie al unísono.

Maxi observó con inquietud cómo su padre se retiraba detrás de sus caballeros. La malicia que vio en su rostro le hizo presentir algo. Estaba claro que ninguna palabra podría hacerle cambiar de opinión.

Riftan dirigió una mirada despectiva a la espalda del duque, y luego se dio la vuelta como si la visión de aquel hombre le repugnara.

— Maxi, ven aquí.

Se acercó a grandes pasos y se dirigió hacia el anexo donde se alojarían. Maxi respiró por fin cuando su gran figura le impidió ver a su padre. Riftan la condujo a una habitación vacía y comenzó a persuadirla una vez más.

— Te lo he dicho muchas veces, no tienes que asistir. No es un juicio formal. Es sólo una reunión convocada por el rey Reuben para mediar entre el duque y yo.

Maxi negó resueltamente con la cabeza.

— No importa lo que digas... no puedo m-mantenerme al margen de esto. Mi padre pretende llevarte a juicio... por irrumpir en su castillo y agredirle cuando... tú sólo intentabas salvarme...

— Siempre he querido matar a ese hombre a golpes — dijo Riftan salvajemente.

Maxi exhaló un suspiro cansado.

— Riftan... crees que tuviste una causa justa para atacar a mi padre, pero ¿cómo lo demostrarás si yo no formo parte de tu historia?

Riftan parecía derrotado. Maxi juntó sus manos heladas y le dedicó una sonrisa decidida.

— No soy... la ingenua noble que cr-crees que soy. Ya debes saberlo. Tuve una infancia dura... y he viajado por m-medio continente. Sin mencionar que también pasé por... una guerra t-terrible. Esto no es suficiente para hacerme daño.

Cuando la expresión de Riftan se ensombreció y sus ojos se nublaron de dolor, Maxi pensó que tal vez hubiera sido mejor quedarse callada. Parecía a punto de decir algo cuando llamaron a la puerta. Se oyó la voz de Ursuline Ricaydo.

Debajo del Roble ~ Libro 05Donde viven las historias. Descúbrelo ahora