ADVERTENCIA

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POV: EUGENE

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POV: EUGENE.
Las luces azules y rojas de las patrullas se reflejaban intensamente en los alrededores, creando un ambiente surrealista en la antigua casa familiar, donde dediqué años de mis servicios y vi crecer a ese par de hermanos que acababan de enfrentarse en contra del otro como titanes.

Bill y yo estábamos siendo levantados del suelo, aún aturdidos por los gritos y el vaivén de los policías, quienes nos acusaban de alteración del orden público, invasión de propiedad privada y uso indebido de armas. La adrenalina comenzaba a desvanecerse, y la realidad se asentaba sobre mí como una pesada losa. Sin embargo volvería a hacerlo, apuntaría a quién quiera que se hubiese interpuesto entre Ethan y Zacharías, esté último no merecía menos de lo que Ethan le estaba dando.

Mientras nos sacaban de la casa, la ambulancia llegó, y vi cómo sacaban a Zacharías, en camilla. Su cara estaba destrozada, y no paraba de escupir sangre. Ethan, por otro lado, también tenía la cara ensangrentada y comenzaba a mostrar dificultad para respirar. La preocupación me invadió, pero no podía hacer nada en ese momento.

Nicholas se movía de un lado a otro, consternado por la situación. Genevieve, en cambio, guardaba silencio con una expresión ausente, como si estuviera atrapada en un trance. Esperaba que la culpa estuviese haciendo mella en ella.

De pronto, Nicholas se acercó a mí, diciéndole al policía que solo sería un segundo. Se volvió viéndome a la cara y me aseguró que se encargaría de Ethan y de que no hubieran cargos para mi o Bill.

—¿Qué rayos fue lo que sucedió?—me preguntó, con la mirada intensa y desvariada.—Mamá, no suelta ni una palabra y no…—exhaló agotado y sin saber que decir exactamente.—No lo entiendo Eugene, ¿Qué hacen ustedes aquí? ¿Por qué vinieron?

No podía mirarlo a los ojos.

—No quieres saberlo, Nicholas.

Finalmente, Bill y yo no tuvimos cargos graves. Nos impusieron una fianza moderada por alteración del orden público e invasión a la propiedad privada. Pasamos unas horas detenidos, pero al final nos soltaron. Mientras esperaba, reflexioné sobre lo que había sucedido. La carnicería de Zacharías tenía que parar. No permitiría que intentara hundir a Ethan nuevamente; estaba claro que esas eran sus intenciones.

Decidí dirigirme al hospital con Bill, quién a mi lado lucia pensativo.

—Esto se salió de control, Eugene.—soltó, viendo a través del cristal de la ventanilla.

—¿Conseguiste algo?—Bill se topó con un par de conocidos en la comisaría, y al salir se reunió con ellos en una cafetería. No pude asistir a dicha reunión por cuestiones de “privacidad”.

—Todos están aterrados.—comenzó mientras yo le escuchaba atentamente.—Y el que no lo está, es porque aun no está enterado. Zacharías es un tiburón, Eugene. Y está nadando en aguas muy turbias.—suspiró con agobio.—Tiene contactos en todos lados, puede desaparecer a cualquier persona o cosa y como hasta ahora, no hallaríamos ni un miserable rastro.

DESENCUENTRO (2da Parte de Tercer Encuentro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora