Desencuentro es la segunda entrega de la gran historia entre Ethan y April.
Todo comienza con un Tercer Encuentro y termina con él. Ahora nuestros protagonistas se encuentran separados y muy alejados el uno del otro. Intentando superar el agridulce...
Me gritaba mi razonamiento que se iba suprimiendo con cada beso y caricia. Sabía que estaba mal pero se sentía tan bien…
Sus manos recorrían mis espalda, mientras su boca ocupaba mi cuello. El delicioso aroma que él desprendía en cada movimiento, invadía todos mi sentidos. Sus manos buscaron bajo el brassier mis senos quienes con la piel endurecida reclamaban su atención, los amasó y jugueteó con mis pezones. Se me escapó un gemido cargado de las ganas que le tenía.
Quería detenerlo pero no podía ¿O podía pero no quería? Mierda ¿Por qué tenía que llenarme de tanta satisfacción?
—Ethan… Ethan por… favor
—¿Por favor qué nena?
—Esto no se resolverá… asííííí…—se metió un pezón a la boca y las piernas se me volvieron gelatina.
Su lengua rozó la piel sensible entre mis senos y un centelleo de placer recorrió mi columna vertebral.
Tenía que detenerlo ahora, con el poco autocontrol que me quedaba o sería follada hasta morir en la azotea de un hospital, por el hombre con el que se suponía quería terminar…
¡Santo Dios! Qué descabellado se escuchaba eso, pero a la misma vez que erótico y estimulante, pensó mi vagina por mi.
—Voy a follarte, April. No.—se interrumpió negando con la cabeza.—Voy a hacerte el amor, hasta arrancarte esa maldita idea de abandonarme.
Me contraje goteando humedad.
La punta de su lengua recorrió el borde de mis temblorosos labios hasta que mordió el inferior…
Jadeé.
Una de sus manos se deslizó hasta mi vientre, mientras la otra magreaba mis senos. Con un roce torturador, siguió bajando metiéndose por debajo de mis bragas y sus dedos comenzaron a hurgarme, las yemas hicieron contacto con mi clítoris llenándose de mis fluidos, él presionó un poco y ahogué un gemido mordiéndome los labios, mis manos se agarraron de su camisa con fuerza, soportando la oleada de calor y placer.
—Dime que pare ahora y lo haré.—me susurró con la voz áspera por el deseo.
Negué con la cabeza.
—Estás… estás jugando sucio.—dije con un hilo de voz.
Ethan se adentró un poco más y dejo ir un par de sus dedos dentro de mi, esta vez no pude acallar el gemido, hundí mi cara en su pecho sollozando de placer, su caja torácica subía y bajaba con la respiración acelerada.
—Nunca dije que jugaría limpio, nena.
A continuación sacó los dedos brillantes y llenos de mí, me miró con sus ojos llameando de lujuria ardiente y se los metió a la boca, chupando con vehemencia mis líquidos como si se tratara de un elixir.
