En una montaña a pies de un pequeño pueblo próspero se encontraba cierta Kirlia sentada a pies de un grueso árbol, sollozando débilmente con sus delgados brazos llenos de moretones y hasta mordiscos.
En medio de su pequeño llanto una de las hojas del árbol caía sobre su hombro llamando la atención de la pequeña cría, escuchando luego algunos pasos de otra Pokémon caminando hasta estar a un lado del árbol, sin darse cuenta aún de la Kirlia a un lado.
Con un suspiro la Petili caminaba lentamente hasta quedar en el acantilado en donde se había sembrado el gran árbol, mirando el vacío a sus pies con cierta tristeza.-¿Ho...hola?...-
Pregunta la pequeña Kirlia llamando así la atención de la otra chica, quien voltea a verla y un rubor tímido cubre sus mejillas.
-¡¿Eh?! ¡Perdón, no te vi!.-
Se disculpa la Petili mientras se aleja del acantilado y rodea a la Kirlia, sin querer acercarse mucho sin embargo al notar las marcas en los brazos, cuello y piernas de la Kirlia se detiene.
-Oye... ¿Estás bien?...-
Pregunta la Petili dejando desprevenida a la Kirlia, quien con vergüenza se cubre todo lo posible las marcas de su cuerpo.
-Si... No es nada...-
Intenta menospreciar la Kirlia, sin embargo eso no evita que la Petili se acerque a ella preocupada.
-Te ves herida... Déjame al menos limpiarlo...-
Pide la Petili de rodillas a un lado de la Kirlia, cierto olor saliendo de ella llega a la nariz de la Petili, era un aroma fuerte y amargo, extrañamente, y perversamente, un poco adictivo, sin conocer bien que aroma era ese, sin embargo sin darle mucha vuelta decide tomar el brazo de la Kirlia para ver los moretones y mordiscos.
-Si se ve mal... Tranquila, con esto estarás mejor...-
Promete la Petili sacando de su bolso una Poción que lentamente rocía en las heridas de la Kirlia, aliviando de buena manera el dolor que estaba sintiendo.
-Gracias...-
Es lo único que puede decir la Kirlia una vez que la Petili termina de sanar su brazo.
-Para nada... Soy Lillie, un gusto.-
Dice la Petili con una sonrisa mientras extiende la mano hacia la Kirlia, quien vacilando un poco extiende también la suya para estrechar la mano de la Petili.
-Zeira...-
Responde la Kirlia mientras notaba como la Petili también observaba las heridas de su otro brazo.
-Uhm... No creo que con una Poción haga falta...-
Confiesa la Petili queriendo ayudar más a la Kirlia, aunque ella simplemente aparta su brazo con un pequeño sonrojo.
-No necesito ayuda... Estoy bien por mi cuenta...-
Responde la Kirlia alejándose algo tímida de la Petili mientras que ella no parecía querer dejar a la Kirlia sola, arrodillándose delante de la pequeña Kirlia para colocar una mano en su hombro.
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El Cruel Destino
RandomUn joven Gallade de 19 años toma como meta volver a encontrarse con su hermana tras muchos años, pero, lamentablemente la vida le tiene otros planes para este chico, viviendo experiencias que nunca olvidará y tomando en sus manos una gran responsabi...