Arco 1. Capítulo 29

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En cierta ciudad muy transcurrida había una casa que estaba en venta, en donde adentro se encontraba un Pokémon mirando frustrado unos papeles con un bufido, teniendo detrás de él a una Gardevoir que lo miraba con preocupación.
Sosteniendo una taza con chocolate caliente y malvaviscos la Gardevoir caminaba a una habitación en donde habían dos Ralts, la menor apenas contando con año y medio mirando a su hermano acostado en la cama con sus mejillas rojas.
La Gardevoir se termina sentando suavemente al borde de la cama, mirando a su hijo mayor mientras le acaricia la cabeza con suavidad tarareando una canción.

-Ya...to...-

Decía la Gardevoir cantarina, despertando con suavidad a su pequeño retoño.

-Mami te preparó tu bebida favorita... Espero que te guste...-

Seguía diciendo la Gardevoir con voz melosa despertando al pequeño Ralts, quien abría suavemente sus ojos para ver la silueta borrosa de su madre delante de él.

-¿Ma...?...-

Pregunta el Ralts con confusión, cerrando los ojos para luego abrirlos, pero lo único que logró ver fue un tejado, notando que ahora solo se encontraba en una habitación oscura.
Al saber que todo fue un sueño, el Gallade se levanta pesadamente mientras que el paño de su cabeza cae hacia su regazo, volteando a ver a los lados para darse cuenta que estaba en la habitación del Lucario.
Mirando luego a su lado, el joven logra notar a su amigo durmiendo sentado en el suelo con su cabeza descansando en la cama, prueba de que había estado pendiente del Gallade hasta caer dormido.
Tocándose suavemente la cabeza el Gallade nota que aún tenía fiebre, por lo que dando un suspiro pesado se recuesta en la cama para volverse a dormir.

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Arco 1: Búsqueda del Pasado.
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Con un largo bostezo el Lucario se despierta por la mañana para ver a su amigo aún acostado en cama, colocando una mano en su frente para notar que la fiebre solo ha estado aumentando.

-Joder... Iré a prepararte algo para beber...-

Dice el Lucario preocupado para levantarse de la cama e ir a la cocina, no sin antes tomar su teléfono e ir dando el aviso tanto de su trabajo como el del Gallade que ninguno de los dos podrá ir a sus respectivos trabajos.
Ya con el mensaje escrito el Lucario saca algo de chocolate que quedó de la noche anterior y se pone a calentarlo mientras que les daba más detalles a la Jolteon sobre la enfermedad del Gallade.
Pocos minutos después el chocolate ya estaba caliente, sirviéndolo en una taza para echarle los malvaviscos y volver con su amigo.

-Oye, Yato... Toma un poco más de chocolate... También te traje una pastilla para que te la tomes, te hará bien...-

Dice el Lucario sentándose al borde de la cama, dándole la pastilla y la taza humeante, dejando que el Gallade se tome el chocolate con la pastilla mientras veía un mensaje en su teléfono, aunque no era de la Jolteon si no de la Lilligant, quien se había enterado de la enfermedad del Gallade gracias a la Jolteon.
El Lucario simplemente comienza a compartir mensajes con la Lilligant mientras vigilaba que el Gallade no estuviera haciendo ninguna tontería.
Finalmente tras unos minutos en los que el Gallade se había terminado el chocolate y se acostaba arropado en la cama, el Lucario lo voltea a ver con una pequeña sonrisa emocionada.

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