Las luces se apagaron, el silencio reinó por fin luego de tanto tiempo. Ni siquiera podía sentir el exterior ni las sensaciones sobre su piel, era como si de repente todo hubiese cesado de golpe y no pudiera hacer más que permanecer en contra de su voluntad.
En ese estado el tiempo era relativo, porque no sabía si habían pasado minutos, horas o hasta días y no saber si de cualquier modo despertaría le hacían pensar que, con lo que le esperaba, tal vez la mejor opción era definitivamente no hacerlo.
¿Cómo pudo ser tan idiota? Tenía todo tan bien trazado en su cabeza que era el plan perfecto para cobrarle cada pecado a Lando. Quizá fue justo cuando se dio cuenta de que estaba tan mal como para tocar a sus amigos, quizá terminó de mandar todo al diablo cuando se dio cuenta de que nada valdría la pena si perdía a los suyos antes de acabar con él.
Una luz tenue le despertó, la sensación fría en el rostro le ayudó a comenzar a reaccionar y sus párpados abaniquearon lentamente intentando quitar la pesadez. Arrugó la frente moviendo la cabeza suavemente para poder despertar bien.
Lo primero que vio fueron sus pies y manos atadas, estaba sentado en un sofá sucio y polvoriento mientras al frente pudo ver a alguien iluminado por las finas líneas de luz.—Oscar...— Murmuró, sabiendo que sería escuchado, pues no había mucha distancia entre ambos —Oscar, por favor...
—¿Por qué intentabas engañarlo?
El pecoso no terminaba de entender la situación, más bien, la información que estaba llegando a su cabeza entonces era demasiada para procesar de inmediato cuando apenas despertaba luego de ser drogado.
—No entiendo lo que quieres decir.—Nunca perdiste la memoria ¿Cierto?— Oscar no hablaba fuerte, sabía que afuera estaba Lando y cualquier conversación subida de tono sería escuchada por él —Porque jamás te dije que estudiaba arquitectura.
Y Sergio era consciente de que ese momento llegaría porque él mismo apostó por el beneficio de la duda para el australiano.
—Es más complejo de lo que parece, eso no...— Pero se vieron interrumpidos por la luz atravesando la vieja puerta al abrirse.—Cariño, ya estás despierto, me alegra.— Lando se acercó al mexicano inclinándose sobre sus rodillas para poder tomar su rostro y verle de cerca —Espero que no te molestara este método, pero ahora sí estamos a mano.
Sergio le dio una mirada rápida a Oscar, quien ya se había puesto de pie para retirarse de la pequeña bodega. El de pecas estaba claramente asustado, desesperado por encontrar una solución coherente y efectiva, pero viendo sus limitaciones, el peligro era más que genuino, y de alguna forma, el Australiano prefirió no sostener ese contacto.
—¿A mano?— Temía que Lando lo supiera todo.
—Sí, cielo mío. A mano.— La voz del inglés era dulce, calmada, pero era inquietante, en el fondo ese tono macabro despertaba terror. El muchacho tomó un pequeño gotero del bolsillo de su chaqueta y se lo mostró al de pecas —¿Qué es? ¿Veneno? Podrías haberte enfermado muy feo si lo consumías, tal vez pudiste haberle hecho compañía al pobre Logan.—
Agitó la botellita y la guardó de nuevo.Sergio desvío la mirada a la puerta, estaba abierta. Si empujaba a Lando y corría, tendría que evitar a Oscar y justo después escapar de los dos, tampoco tenía idea de dónde estaba, no lograría nada más que hacerlos enojar y acortaría la paciencia y el tiempo que le quedaba. Tenía que pensar en algo pronto, se maldijo muchísimas veces por haber actuado de manera tan antinatural con Max y sentirse tan fuerte como para creer que estaría bien por su cuenta.
—¿Lo vas a intentar, cariño? La puerta está justo ahí.— Lando incluso se hizo a un lado permitiéndole el paso —No voy a sostenerte, incluso te daré segundos de ventaja.— Sonrió —Este es un hermoso deja vu
Norris estaba jugando con él, como un sucio buitre hambriento con un pequeño ratón asustado. Era lógico que Sergio no lo intentaría y aún así le ofrecía una falsa oportunidad.
¿De verdad estaba perdido?—¡Dímelo!— Max conducía rápido conforme las instrucciones de George llegaban a él.
—Hay un aterrizaje no registrado en los próximos 3 minutos, no es un equipo grande, es una Cessna 172, coincide con la ubicación de tu maníaco.— Se pudo escuchar el tecleo del inglés de su lado de la línea —Si tardamos un poco más, lo perdemos.— Pero por supuesto, esa no era una opción.
Un ruido característico abordó sobre las cabezas del lugar en el que Sergio se encontraba. Sonaba como una avioneta. Fue entonces que Lando se puso de pie.
—Pudiste arruinar lo que tenemos, cariño.— Apartó los cabellos del pecoso para dejar un beso sobre su frente y luego retirarse —Menos mal estoy aquí contigo para que reconsideres las cosas que haces.
Lando tiró del brazo de Sergio para obligarlo a ponerse de pie y avanzar a tropezones.
—¿A dónde me llevas?— El de pecas forcejeó poniendo resistencia al avanzar. Salir de la bodega le deslumbró por la diferencia en la iluminación, parpadeó repetidas veces antes de poder fijarse en su entorno.
Era una especie de taller abandonado, frente a ellos, un hombre recién bajaba de su avioneta para revisarla.—Hola, amigo. Usted fue quien pidió el servicio ¿Verdad?— Habló cuando vio al inglés acercarse, pero la cara le cambió cuando se fijó en el detalle de traer a sus espaldas a alguien atado —Oye ¿Estás haciendo alguna broma?
—No es de tu incumbencia.— Dió un jalón para dejar a Sergio al frente y empujarle.
—No, no. Mira, no quiero problemas, ese chico no se ve con ganas de viajar.— Entonces miró a Sergio —Amigo ¿Estás bien?
—¡Quien te contrató fui yo!— De repente Lando sostenía un arma en una de sus manos y apuntaba al piloto de la aeronave —Así que amablemente te pido que hagas tu trabajo o lo haré yo mismo.
Sergio se asustó por la conmoción, bajó la cabeza entre sus hombros y ya no se atrevió a seguir mirando la escena. Lando era peligroso, lo sabía mejor que nadie, pero nunca pensó que en toda su vida llegaría a conocer ese extremo. Ahora era consciente de que desobedecer, haberle contradecido o incluso haber aceptado la "oferta" de correr, habría terminado terriblemente para él.
No había un buen final, solo uno menos horrible que el otro.
—Oscar, asegúrate de que nuestro piloto haga su trabajo.— El australiano se acercó —Tengo algo que debo terminar primero.
—Lando...— En sus manos recibió el arma que el inglés había sostenido, el castaño se quedó quieto, miró sus manos y luego al de cabello crespo —Yo no puedo...
—Solo es para que no se pase de listo. Puedo confiar en tí, Siempre lo he hecho.— Acarició la mejilla del contrario y después sonrió.
Oscar giró sobre sus talones para ver a Lando alejarse, arrastrando nuevamente a Sergio a una esquina del taller.
Volvió a encontrarse con la mirada del de pecas, no le gustaba ver esos ojos porque le asustaba pensar en lo que significaban, así que evitó hacerlo.Tenía que ayudar a Lando, porque siempre se esforzó por Sergio, porque era lo que él quería, porque era lo justo.
Porque dijo que confiaba en él.
•••
Top 3 mejores guerreros de dios:
1- Checo en esta temporada con RedBull.
2- Carlos con su salario mínimo.
3- YoEn México a esto le llamamos "No sales de una pa entrar a la otra"
Resulta que mi pata esta mejor, mi perro está al 100, pero, aldjsjsja, de alguna retorcida forma, la cepa de un hongo escogió mis oídos para vivir.Estoy con tratamiento temporal por dos semanas, pero si eso no funciona, habrá que ir al tratamiento de 9 meses (Como un bebé xd).
Por otro lado, recordarles que ya estamos a unos pasitos de terminar esta historia.
Y nada, los tqm, gracias por leer. 💜✨
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Corruption | Chestappen
RandomSergio Pérez es el hijo de un hombre muy rico en México (Antonio Pérez), dueño de múltiples pozos petroleros y pronto, aspirante a miembro activo de la política. Dada su peculiar crianza, Sergio desarrolló una personalidad indomable y complicada que...