CAPÍTULO 38

126 7 2
                                    

—¿Chicas lo tenéis ya todo listo? Recordad que salimos mañana a las siete en punto. Ni un minuto más ni un minuto menos, así que como mañana me levante y alguien aún no tenga hecha la maleta pienso dejarla aquí —sentencié.

Hacía unos minutos, había estado hablando con mamá por teléfono y le prometí que no llegaríamos tarde a casa ya que querían hacer una comida todos juntos para celebrar el aniversario de bodas de los abuelos. En esta familia se aprovechaba cualquier oportunidad para hacer cualquier tipo de fiesta así que…

—Pues volveremos con el coche de Tara, ya ves tú —intervino Elsa, aunque con la mirada que le eché supe que cuando terminara de cenar subiría corriendo a terminar su maleta. Más le valía.

—¿Gina aún no ha vuelto de casa del amigo de Blake? —quiso saber Camille—. Llevan juntos toda la tarde, ¿la llamo y le preguntó si va a dormir allí?

—Que haga lo que quiera, mientras mañana esté en casa cuando nos vayamos… Por cierto Tara, espero que no haya ningún problema pero había pensado que tu puedes llevar a Gina y a Blake y yo puedo ir con Camille y con Elsa —argumenté, por qué no me apetecía tener que conducir tantas horas con esos dos personajes en el coche.

—Si a las chicas les parece bien, por mí no hay ningún problema
—contestó. Ahora solo tenían que estar de acuerdo las demás y Gina y Blake. Aunque si no lo estaban me daba igual porqué se iba a hacer así y punto.

—Me parece bien, aunque también podrían ir con tus hermanos, así viajamos más tranquilas… —añadió Elsa, y aunque no había caído en esa opción, me pareció igual de bien.

—También es verdad, que hagan lo que quieran… Total, son ellos los que se tienen que apañar así que —admití.

—A mí tampoco me molesta que vengan con nosotros —opinó Camille. Estupendo.

Justo después, terminamos todas de cenar y yo me ofrecí a dejarlo todo ordenado y limpio, más que nada porqué era mi casa y ya lo tenía todo por la mano, y también porque yo era la única que ya lo tenía todo listo y perfectamente empaquetado, así que las mandé a sus habitaciones para que hicieran lo mismo.

Tenía como quince mensajes de Blake sin abrir y justo me llegó uno nuevo.

Realmente no es que estuviera enfadada con él solo me daba vergüenza volver a verlo, pero tendría que pasar tarde o temprano así que al fin me decidí por mirar lo que me había enviado.

“Lily lo siento, me siento fatal”

“Por favor llámame, he hablado con Daisy y sé que me he pasado”

¿Cómo que ha hablado con Daisy?

Esas confianzas que se traían ya no me hacían tanta gracia. El problema era nuestro, no hacía falta que involucrara también a mi mejor amiga.

“Peque tienes que entender por qué lo he hecho”

“No pensaba que te sentaría tan mal”

“Hablemoslo por favor”

“Llamame”

“Y llévate a tu prima de mi lado que no para de comerme la cabeza”

“Ahora en serio, por favor, se ha malinterpretado todo y quiero arreglarlo”

Y así como diez mensajes más.

Que pesado.

Si no le gustaba, que me lo hubiera dicho y ya está, total, no pasaba nada.

Lo que me rayaba es que me dió señales ¿verdad? ¿O estaba loca? Y encima me había llamado despechada. Claro, es que motivos para estar enfadada no me faltaban.

Pequeñas coincidenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora