CAPÍTULO 22

129 11 4
                                    


-Cuando nos dijiste que nos llevabas a un sitio sorpresa, creo que ninguna se esperaba esto -reconocí, admirando perpleja el lugar donde nos encontrábamos. Elsa llevaba toda la semana super pesada diciendo que quería que la acompañaramos a cierto sitio secreto que no nos quería desvelar, así que aquí estábamos. Camille, Gina, Tara y por supuesto Elsa y yo.

Eran como las once de la mañana del que se podría conocer como el día más caluroso del verano, o eso a mi parecer, porqué nos había hecho andar como veinte minutos seguidos para llegar al sitio misterioso y yo ya sentía que el calor estaba terminando con mis ganas de vivir.

Elsa nos levantó a todas temprano por la mañana, nos obligó a preparar unos bocadillos y a vestirnos con ropa de deporte y sin aviso previo nos guió hasta aquí, así que mucho tiempo para replicar no habíamos tenido.

-A ver, es bonito... -añadió Camille, más para quedar bien con su prima que por otra razón.

-Yo no iba a quejarme, de verdad lo digo... Pero en serio nos has levantado a las nueve de la mañana, con el sol que está cayendo, ¿para visitar el jardín botánico? Que sí, que está bien y todo lo que digáis pero podríamos haberlo visto en cualquier otro momento más adecuado, que estamos a treinta y nueve grados -se sinceró Gina. Me encantaba su personalidad cuando se ponía así, es como que decía lo que todas pensábamos y no nos atrevíamos a compartir. Ella en cambio no tenía ningún problema en hacerlo.

-Chicas darle una oportunidad... -nos rogó Elsa, mientras nos hacía señas para que la siguiéramos y pudiéramos empezar así la estupenda excursión. ¡Qué ganas!, nótese la ironía.

-¿Y ya has estado aquí alguna vez? Porque solo nos falta perdernos -quiso saber Tara, con razón-. Ya nos imagino. Deshidratadas, perdidas, con un golpe de calor y con una Gina que no para de quejarse. El infierno chicas -nos hizo reír.

-Esto... Creo que no hay por qué preocuparse. He venido unas cuantas veces la verdad. Me encanta el ambiente que hay por aquí, las flores, las vistas, toda la naturaleza... ¿Sabéis que todas las plantas del jardín son nativas de California? ¿No os parece flipante?

-Ui si... -soltamos todas a la vez, lanzándonos una mirada complice. Creo que hasta el momento ninguna de nosotras conocía esta obsesión de Elsa con la botánica.

-¡ACHÍS! -estornudó Gina, sobresaltandome-. Tía, ¿no tendrás un pañuelo verdad? -me preguntó mientras seguíamos andando cuesta arriba por el camino que había elegido nuestra prima-. Te lo miro -le contesté, y me puse a rebuscar en la mochilita hasta que encontré el paquete-, toma, coje los que quieras.

-¿Elsaaa a dónde nos llevas? ¡ACHÍS!. No puedo mássss -se quejó Gina. Pobrecita, sólo acabábamos de llegar.

-¡¿No me digáis que estas amapolas no son preciosas?! La variedad se llama amapola o rosella de California -siguió contando Elsa, haciendo caso omiso de las quejas de mi prima. Cada vez me lo estaba pasando mejor-. Su nombre científico es Eschscholzia californica. ¿Sabéis que es muy utilizada como analgésico y sedante en medicina? Así como para tratar la hipertensión arterial neurógena.

-Me acabas de quitar las palabras de la boca -dijo Tara, bufando y haciéndose la decepcionada, cosa que hizo que todas nos empezáramos a reír. Vaya tía más chistosa-. Vale, ahora en serio. ¿Cómo sabes tantas cosas de plantas? ¿Eres una cerebrito de la naturaleza o algo?

-Podríamos decir que me gustan un poco las plantas... De hecho este año empiezo la carrera de biología botànica en la universidad. ¿No os había dicho nada? -preguntó, y el silencio que le siguió dejó claro que ninguna sabía nada.

-Oye pues me parece super interesante -le contestó Camille, agarrándola de los hombros sin parar de caminar-. Es que ahora que lo pienso, no tengo ni idea de lo que está estudiando ninguna de vosotras -añadió, con toda la razón-. Como dijimos que no queríamos hablar de estudios, universidades ni nada por el estilo, yo tampoco he querido preguntar pero me encantaría saberlo -dijo, más mona ella. Siempre era super simpática con nosotras.

Pequeñas coincidenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora