Me acababa de levantar. Eran las once de la mañana y mis primas seguían durmiendo. Tenía un dolor de cabeza insoportable. Abrí el móvil y me empezaron a llegar un montón de notificaciones. Tenía un par de mensajes y una llamada perdida de Blake, supongo que para preguntar que tal fué la noche. Paige me había respondido al mensaje de despedida y tenía cómo cinco audios de Day, supongo que le había extrañado la forma tan repentina en que nos fuímos ayer.
Ninguna de las notificaciones era de Stan. Mejor. Mierda que habíamos hecho, ahora que ambos empezábamos a superarlo... Encima no podía culparle a él por lo que había pasado. Disfrutemos del presente le dije, que poética me puse anoche, debió ser por la borrachera. Me sentía mal, pero no del todo. Había arreglado mínimamente las cosas con Stan peró ¿había sido esa la mejor manera? Ni de conya.
Leí los mensajes de Blake pero no le contesté. No sé porqué no lo hice, pero me sentía mal con él. No estábamos juntos ni nada, tampoco había ningún interés en estarlo, o eso me repetía yo constantemente, pero sentía como si le hubiera traicionado.
No escuché los audios de Daisy, eran demasiado largos así que cuando vi que estaba en línea le mandé un mensaje y quedamos en la cafetería de siempre.
—¿Cómo te encuentras? Porque yo estoy fatal —Me preguntó Day.
—La verdad es que estoy en la mierda —contesté, aunque supongo que ya lo había notado porque vaya pintas llevaba...
—Pues voy a por dos cafés bien cargados, a ver si nos despejamos un poco... —sugirió ella, levantándose de la mesa.
Pasados unos cinco minutos volvió con los cafés y dos donuts de chocolate. Que bien me conocía.
—Y bien... ¿Me vas a contar que te pasó anoche? —preguntó, y lo dijo tan fuerte que creí que mi cerebro iba a explotar.
Repito, que bien me conocía... Sólo con la forma en que me despedí ayer de ella ya sabía que me había pasado algo, por eso era mi mejor amiga.
—¿Tan obvio es que pasó algo? —Insinué mientras me iba comiendo el donut.
—La verdad es que lo noté enseguida. También influyó que una chica me dijera que te había visto en el baño con quién tú ya sabes... Entonces ¿volvéis a estar juntos? —dijo, sin una pizca de sutileza.
—¿QUÉ? No, no, no... Fue sólo un beso de reencuentro, nada más —parloteé, antes de darme cuenta de lo que había dicho y taparme instantáneamente la boca con ambas manos.
—Joder Lily, ¿Os besasteis? —preguntó incrédula, imitando mi gesto.
—¿No te lo había contado esa chica? —añadí, inocentemente.
—Solo me dijo que habíais salido juntos del baño, nada más... Yo soy la que se montó la película de que quizás habíais vuelto —afirmó. Otra vez montándose películas... Esta mujer tenía que estudiar para directora de cine.
—¿Entonces qué pasó? ¿Qué hay ahora entre vosotros? —me empezó a atosigar a preguntas. Claramente estaba hecha una buena cotilla y eso me encantaba de ella, pero solo cuando me contaba los cotilleos no cuando se los tenía que contar yo y trataban sobre mi vida amorosa.
Se lo expliqué todo (más o menos). Desde por qué había roto con él, cómo se portó conmigo después de la ruptura ignorandome totalmente, las llamadas de estas últimas semanas, hasta el beso de ayer y la forma en que me había hecho recordar los buenos momentos que había pasado con Stan.
—Así que te preguntó si alguna vez le habías llegado a querer... ¿Y luego te besó? A veces no entiendo a los hombres... —balbuceó y no pude estar más de acuerdo.
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Pequeñas coincidencias
Novela JuvenilUna chica destinada a pasar el verano con su familia, alejada de su ciudad y sus amigos. Un chico con un pasado difícil pero con buen corazón. Una serie de pequeñas coincidencias hará que se conozcan. ¿Que les deparara todo un verano juntos?