Una hora y veinte minutos. Una hora y veinte minutos era el tiempo que hacía que le había enviado un mensaje de texto a Blake y literalmente una hora y veintiún minutos era el tiempo que llevaba despierta. Con tanto pensamiento ayer me dormí tan tarde que hoy me desperté casi a las diez y media de la mañana.
Me salían las dos flechitas así que el mensaje le había llegado pero no se si lo había leído o no lo había leído. Había bastantes opciones, la primera la descarté hace rato porqué si me hubiera bloqueado ahora mismo no podría estar viendo su maravillosa foto de perfil donde se veía a un hombretón musculado, sin camiseta, con su bañador de rayas, sujetando una tabla de surf y con unas gafas que en su día me dejó ponerme.
Primera opción descartada, la segunda opción también la descarté cuando al cabo de dos segundos de darle al botón de enviar los mensajes me salieron las flechitas, así que recibirlo lo había recibido.
Cuando me vino a la cabeza la tercera opción, quizás ya estaba un poco de los nervios y no era muy realista que digamos, aunque siempre podía ser una posibilidad que la manipuladora de Nancy le hubiera cogido el teléfono después de ver su fácil y patética contraseña de 1-1-2-2 y le hubiera borrado mi mensaje para que se olvidara de mi y su relación pudiera fructificar.
Y por último, la opción más reciente que se me había venido a la cabeza era que quizás sí que estaba tan enfadado como Gina me contó y había decidido ignorar mi mensaje.
¿Y si me había pasado enviando el sticker del bebé poniendo cara adorable? Probablemente si me había pasado, pero envié el mensaje recién levantada porqué no quería alargar más nuestra situación y realmente había sido bastante breve y concisa en el texto.
Cito textualmente: “Hola Blake, ¿podemos quedar esta tarde para hablar? Ya me dices si te va bien”. Y luego el sticker del bebé.
¿Tan sumamente difícil era contestar a este mensaje? ¿No verdad? ¿Y porqué aún no lo había hecho? Los nervios estaban a punto de terminar conmigo así que hice lo impensable.
Me vestí con ropa cómoda, me hice una coleta, me dirigí al garaje, cogí esa bicicleta que había usado tres veces contadas en mi vida, y me fuí a dar una vuelta. Por placer, nadie me había obligado, yo misma había decidido coger la bicicleta y hacer deporte. Eso de estar enfadada con tanta gente no era bueno para mi, mi mente ya había entrado en el caos profundo.
Nada más salir de casa me di cuenta del error que había sido todo esto porqué, aunque hoy ya hacía calor y era un dia muy soleado, había estado lloviendo toda la noche y aún estaba el suelo húmedo y lleno de charcos, pero no tuve más remedio que seguir con mi ruta, que no era ninguna en concreto la verdad.
Mientras pedaleaba me puse a pensar dónde podía ir y la respuesta fue inmediata: al Inspiration Point, siempre iba allí cuando necesitaba salir de casa y ver a alguien a quien quería o no quería ver, aunque la decepción caló en mi interior cuando me di cuenta de que no estaba en Santa Barbara, con mi familia, mis padres, mi madre, que seguro me daría un buen consejo para sobrellevar todo lo que me había pasado, ni con mis hermanos, aunque desgraciadamente ellos llegaban a San Francisco esta tarde a las cuatro.
Al final me decidí por ir al Golden Gate Park. No quedaba demasiado lejos de mi casa y tampoco es que tuviera yo el objetivo de hacer muchos kilómetros en bici así que me pareció el mejor destino. Digo me pareció porqué al cabo de unos minutos me di cuenta de que había sido un grave error.
Cuatro y medio eran los kilómetros cuadrados de superficie que se decía que tenía este parque, un veinte por ciento más grande que el Central Park, aseguraba la gente… Y una mierda. Porqué si fuera tan grande no estaría viendo yo ahora mismo por pura casualidad, sin haberlo deseado lo más mínimo a mi peor archienemiga acompañada de su estúpido caniche y mi antiguo amigo ahora conocido como traidor que no contesta los mensajes.
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Pequeñas coincidencias
Novela JuvenilUna chica destinada a pasar el verano con su familia, alejada de su ciudad y sus amigos. Un chico con un pasado difícil pero con buen corazón. Una serie de pequeñas coincidencias hará que se conozcan. ¿Que les deparara todo un verano juntos?