CAPÍTULO 39

130 6 15
                                    



—¡Adiós chicas! Nos vemos en unos días, os voy a echar de menos —me despedí de mis primas, los gemelos y mis hermanos cuando abandonaron nuestra casa en la ciudad para volver a Santa Bárbara. ¿Estaba cometiendo una locura? Muy probablemente si, pero mi vida no sería la misma si no fuera así de espontánea.

Ayer por la noche Gina me propuso, o más bien me engañó, para quedarme unos días más en San Francisco ayudando a Blake con la bebé. ¿En qué momento me dejé convencer? Pues buena pregunta porqué sino recuerdo mal, yo estaba enfadada con Blake por haber hecho que besara un puñetero banco ayer por la mañana, así que no, no sé qué tipo de brujería, magia, o superpoderes tenía mi puñetera prima pero había conseguido que me olvidara de todos esos temas que me podían echar para atrás y aceptara el plan sin dudarlo. Vamos que si lo acepté, de hecho, creo que le di hasta las gracias por confiar en mí para una tarea tan importante y personal. Vaya estúpida había sido. Que desastre de persona.

Al final, mis primas se fueron con el coche de mis abuelos, y Connor, Caleb y mis hermanos en el otro coche (con el que habían venido básicamente), así que yo seguía teniendo el coche de mi padre, mi fiel aliado. Eso significaba que, si en unas horas tenía que estar en casa de los padres de Blake, en diez minutos me tocaría coger el coche. Obviamente, no había tanto tiempo de camino entre mi casa y la suya, pero es que mi mañana ya empezaba movidita con todos los recados que Blake me había mandado a hacer. Claro, como el idiota seguía con el esguince en el tobillo, no podía hacer casi nada provechoso así que atentos porqué este era el mensaje que me había enviado justo cinco minutos despúes de levantarme hoy:

"Buenos días, supongo que ya estarás despierta. ¿Te va bien que quedemos sobre las once en mi casa? Te diría que vinieras antes pero te tengo que pedir un pequeño favor"

Así empezaba el mensaje, bastante bien, pero es que ahora venía lo divertido:

"te comparto una lista de nada, cuatro cositas que me ha dicho Cheryl si podías hacer para ayudarnos un poco, muchas gracias y recuerda que soy tu amigo y me quieres más vivo que muerto así que no me mates..."

"LISTA DE TAREAS:

-comprar antibiótico (te paso la receta ahora por correo)

-comprar un biberón ( la peque lo ha roto)

-pasar a buscar trajes tintorería (ahora te paso la dirección)

-hacer la compra (cuando vayas te mando la lista)

Y creo que eso es todo, aunque si me olvido algo ya te enviaré otro mensaje"

Así terminaba el texto. Nada, poca cosa, de repente me había convertido en la criada de los Brown y ni siquiera me pagaban por hacerlo.

 Genial.

Realmente iba con tiempo porqué apenas eran las nueve de la mañana. Al final, como no, mis primas se habían marchado más tarde de lo previsto porqué Gina no terminó su maleta a tiempo. Yo me desperté temprano para despedirme y ayudarlas en todo lo que pudieran necesitar así que en teoría debería darme tiempo para hacer todas las cosas que había en la lista pero claro, siempre podía suceder algún imprevisto así que terminé de desayunar, me duché, me puse un conjunto de top y falda muy fresquitos para estar cómoda y cuando ya eran las nueve bajé para el garaje a buscar el coche y empezar el espléndido día que me venía por delante, no sin antes hacer una llamada muy importante des del coche.

—Day, en cinco minutos estoy en tu casa.

—Buenos días, primero de todo. Y de cinco minutos nada. ¿No te marchabas a Santa Barbara esta mañana?

Pequeñas coincidenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora