Truth, dare spin bottles
Me desperté por culpa de un rayo de sol que me apuntaba directamente a la cara. Me desperecé, abrí los ojos y me encontré tumbada en una cama que no era la mía con el brazo encima del pecho de... Y con un brazo musculado encima de...¡MI CULO!
Mierda, mierda, ¡MIERDA! Me había quedado dormida en la cama de Blake. Estúpida película...Pero se estaba tan a gusto...Bueno, no pasaba nada por cinco minutos más... No, mierda tenía que levantarme. Salí de la cama sin que se diera cuenta y fuí hacia el comedor, donde me había dejado el bolso con el móvil.
¡Las siete y media de la mañana! Al encenderlo me encontré con diez llamadas perdidas y un montón de mensajes de mis primas. Ayer se me olvidó totalmente que tenía que volver con ellas. Me los leí por encima, básicamente al principio me preguntaban si iba a tardar mucho y luego me decían que ya estaban en casa, que ya volvería cuando quisiese y que usara... ¿¡protección!? ¿en serio pensaban que me había acostado con Blake? Solo con pensarlo ya me puse nerviosa así que recogí todo lo que llevaba anoche, me guardé las gafas de sol en el bolso y me fuí sin decirle nada.
Supongo que me sentía bastante rara después de haber dormido con él y tampoco quería despertarlo así que abrí la puerta en silencio y me encontré con el coche de Cohen aparcado en frente de casa. Se me había olvidado que tenía que devolverlo... En fin, medio dormida conduje hasta su casa y dejé el coche justo donde lo había encontrado el día anterior, escondí las llaves debajo del felpudo y volví andando a casa.
Eran las ocho cuando llegué, abrí la puerta rezando para que no hubiera nadie despierto y entré sigilosamente al recibidor. No oí ningún ruido así que me dirigí a las escaleras para subir a mi habitación cuando alguien llamó mi atención.-Ehem... -murmuró, y mi cara palideció del susto. Me di la vuelta temiendo lo peor hasta que la vi.
-¡Abuela! Gracias a Dios que eres tú... -susurré aliviada. Me dió un repaso con la mirada y se aclaró la garganta.
-¿Me vas a contar porqué acabas de llegar a casa y vas vestida igual que ayer? -Inquirió y yo hice una mueca.
-¿Puedo evitarlo?
-No cariño. Aunque si lo prefieres puedes subir rápido a cambiarte de ropa y ponerte el pijama antes de que baje tu madre y te vea así vestida...
-Eres la mejor, te quiero -dije, y le planté un beso en la mejilla. Me acababa de sacar un peso de encima.
Subí a toda prisa a la habitación y conseguí que no me viera nadie más. Gina aún estaba durmiendo y sospechaba que iba a seguir siendo así por mucho tiempo así que me desmaquillé, me puse el pijama y las crocs que usaba para estar en casa y bajé para volver a reunirme con mi abuela.
Vi que estaba en la cocina y agradecí que estuviera preparando café. Me sirvió un vaso y me ofreció unas tostadas con mantequilla que no pude rechazar.-¿Y bien? -preguntó, mientras ambas desayunábamos.
-Me quedé dormida en casa de un amigo -solté, sin rodeos. Algo de lo que estaba segura era que no valía la pena mentirle a mi abuela, siempre averiguaba la verdad, así que preferí ir de cara.
-¿No será ese amigo tan guapo que conocí el otro día? -supuso, y a mi me hizo gracia descubrir esa vena tan cotilla en ella. Ya sabía de dónde había sacado Gina su carácter.
-Puede... -Titubeé.
-¿Os estais acostando? -preguntó sin tapujos.
-¡Dios abuela no! Eres... eres mayor, no puedo hablar contigo de estos temas... -contesté avergonzada y roja como un tomate.
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Pequeñas coincidencias
Novela JuvenilUna chica destinada a pasar el verano con su familia, alejada de su ciudad y sus amigos. Un chico con un pasado difícil pero con buen corazón. Una serie de pequeñas coincidencias hará que se conozcan. ¿Que les deparara todo un verano juntos?