CAPÍTULO 24

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—Buenos dias cariño —susurró mi madre—.¡Y feliz cumpleaños!

Cierto, hoy era mi cumpleaños, jueves 11 de julio. Dieciocho años y mi madre seguía viniendo a despertarme como hacía cada año para poder ser la primera en felicitarme. En casa no teníamos muchas tradiciones pero pequeñas cosas como esta siempre hacían ilusión.

Aún recordaba mi décimo cumpleaños. Fué el mejor día que toda niña pudiera desear. No me quejé de mis otros aniversarios pero sinceramente me acordaba poco. A mi madre le hacía ilusión que su pequeña cumpliera diez años así que me despertó con el desayuno en la cama. Mi favorito: zumo de piña, tortitas de arándanos, y un donut de chocolate. Puede sonar una combinación un tanto rara pero os aseguro que estaba delicioso. Después pasamos la mañana juntas en un spa. Me hicieron un masaje, una mascarilla facial de chocolate y ¡me bañé por primera vez en un jacuzzi!

En el spa también había un salón de belleza así que me hicieron la manicura y la pedicura y me hice mis primeras mechas en el pelo. Solamente me tiñeron dos mechones rosas, uno a cada extremo de la cara, pero yo estaba super contenta y me creía la niña más bella del mundo...

Cuando volvimos a casa Jake y Will se rieron de mí porqué decían que parecía una fresa, aunque yo sabía que era envidia. Mi padre había preparado perritos calientes con patatas fritas y batido de chocolate, que eran todas las comidas que más adoraba en el mundo a esa edad así que estuve más feliz que nunca.

Por la tarde, fuí con mis amigas a la bolera por primera vez, y me lo pasé en grande. Ese día empezó nuestra tradición de ir a la bolera cada cumpleaños y después se quedaron todas a dormir e hicimos una fiesta de pijamas. Creo recordar que vimos por primera vez Dirty Dancing y nos enamoramos locamente de Patrick Swayze. Nos pasamos la noche entera cantando "The time of my life" y maquillándonos con el maquillaje de mi madre. No le encantó que se lo cogieramos sin permiso pero me lo perdonó por ser mi cumpleaños.

Desde ese día, ningún cumpleaños había sido igual, quiero decir, lo seguíamos celebrando en grande con la familia y amigos pero tenía las expectativas demasiado altas desde ese entonces. También entendía que mis padres no se pudieran permitir gastarse tanto dinero en mi cumpleaños cada año, por qué se me ha olvidado decir que me regalaron un viaje a Disney, pero supongo que a los diez años dejábamos de ser tan pequeños y empezábamos a hacernos mayores, por eso mi madre cuando Jake y Will cumplieron los diez también decidió darles el mejor dia de sus vidas.

Al oír la voz de mi madre no pude evitar pensar si este año mis expectativas se iban a cumplir e iba a superar mi décimo cumpleaños, pero eso me pasaba cada año así que...

—¿Cielo quieres que te deje dormir más? Te he traído el desayuno... —Murmuró dulcemente. Fué oír esa palabra y mi cuerpo se desperezó de golpe. Al abrir los ojos me encontré con mi zumo de piña, mis tortitas y mi donut. El día pintaba bien. Abracé a mi madre y no dudé en empezar a comer. Con todo el dolor de mi corazón, mi madre me obligó a compartir las tortitas con Gina, pero realmente había mucha comida y si me la zampaba toda terminaría con dolor de barriga así que accedí.

Cuando terminé el desayuno, me quedé media hora más en la cama leyendo los mensajes que me habían enviado. En el chat que tenía con mis amigas todas habían mandado un audio felicitándome y Violet había hecho un video con fotos que tenía con ella y las demás. Les di las gracias a todas y estuvimos hablando un rato de lo que pasaría mañana, aunque no quisieron desvelarme nada de lo que habían preparado.

Después entré en Instagram y colgué la típica foto mía de bebé en las historias, con un más dieciocho al lado. Vi que mis amigas también habían publicado fotos conmigo en sus historias, así que las reposteé y contesté algunas felicitaciones más. Tenía un mensaje de Stan, donde me felicitaba y me decía que quería hablar. Le di las gracias y le dije que hoy no era el día adecuado. Seguí cotilleando la aplicación y recibiendo más felicitaciones aunque ninguna era de Blake. Me extrañó un poco pero no le di importancia y decidí bajar al comedor, donde se encontraba toda mi familia desayunando.

Pequeñas coincidenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora