CAPÍTULO 10

171 16 6
                                    



Acababa de terminar de comer y estaba con mis primas tomando el sol en la piscina. Le estaba haciendo una trenza a Khloe, la hermana pequeña de Camille y estábamos hablando de nuestras películas favoritas. La verdad es que era una niña super tranquila y habladora así que me lo estaba pasando bien. Siempre me había llevado bien con los niños pequeños, excepto con mis hermanos. Cuando ellos eran pequeños no los aguantaba ni mi madre y mira que en teoría los padres deben querer a sus hijos a toda costa.

En fin, terminé el peinado de Khloe y me puse a hablar con Tara, que estaba estirada en la tumbona de al lado.

—Esta noche salimos a tomar algo —dijo de repente, parecía que llevaba rato dándole vueltas al asunto—. He hablado con Elsa y Camille y a las dos les ha parecido una buena idea.

—Mmm... Está bien —contesté. La verdad es que nunca me había gustado mucho beber pero me apetecía salir con mis primas y ver el ambiente nocturno en Santa Barbara.

—Habla tu con Gina, a ver si quiere venir —se dio la vuelta en la tumbona y se quedó de espaldas a mí.

—Ya te digo yo que va a querer —afirmé sin un ápice de duda—. ¿Y ya sabes dónde podemos ir? —pregunté, ya que si no podríamos preguntarle a un chico de ojitos curiosos...

—Ni idea, pero algún sitio vamos a encontrar —respondió mi prima, devolviéndome a la realidad.

***

Me había puesto un vestido corto azul cielo, parecido al color de mis ojos, y las converse blancas de plataforma, esenciales para todas las bajitas como yo.

Me hice ondas en el pelo y me maquillé un poco, aunque no tanto como Gina, que había pasado más de una hora arreglándose.

Cuando bajamos al comedor y nos reunimos con las demás, solo estaba mi abuela en el sofá, que se puso muy contenta cuando vio a todas sus nietecitas juntas. El sueño de toda abuela.

—Pero bueno... ¿Dónde vais así de guapas a estas horas? ¿No vais a cenar en casa? —Nos preguntó, mientras sacaba el móvil del bolsillo para hacernos una foto.

—Vamos a dar una vuelta abuela —improvisó Elsa, sin dar muchos detalles.

—Supongo que ya comeremos algo fuera —añadí yo, para que no nos esperaran para cenar.

—¿Sabéis que soy mayor pero no tonta verdad? —nos dijo la abuela de pronto, dejándonos atónitas—. Pasároslo bien, vigilad y no bebáis mucho... Y tranquilas, que no voy a decir nada a vuestros padres... —Así que nos había descubierto... Es que era muy moderna nuestra abuela.

— ¡Gracias! —contestamos todas al unísono.

Pedimos un taxi y fuimos a un bar en Coast Village Road. Pedimos unas hamburguesas para cenar y estuvimos hablando sobre ropa, la universidad... Todo estaba yendo super bien, la comida estaba buenísima, nos habíamos puesto al día, pero de repente...

—Está bien, ¿por donde lo dejamos el otro día en el coche? —soltó Tara de pronto. Demasiado bonito para ser verdad, ya decía yo que estaban tardando en sacar el tema. Nos pedimos unos cócteles y empezamos a hablar. Al principio no pensamos que nos los venderían pero no nos preguntaron la edad así que...

—Creo que Lily nos estaba hablando de su ex, ¿verdad? —dijo Gina, mirándome y sonriendo.

—Pues yo creo recordar que tu no nos hablaste de nada ¿verdad Gina? —contraataqué yo—. Tu turno amiga.

—Está bien, os contaré todo lo que queráis saber —dijo la morena, como si no tuviera nada que esconder.

—¿Me ha parecido oír que hubo un flechazo entre tu y un amigo de Lily? —dijo Elsa. ¿Quién se lo habría dicho?

—Amigo son palabras mayores —dije yo, aclarando las cosas—. Digamos el hermano borde de una amiga.

—No hubo ningún flechazo —respondió Gina, bastante brusca—. Simplemente me pareció mono, y creo que yo a él también pero...

—¿Así que te gustó? —dije yo, curiosamente. Suerte que había dicho que nos iba a contar todo lo que le preguntáramos... Esta era mi ocasión para enterarme de todo.

—A ver, que sólo nos vimos treinta segundos. Tampoco lo conozco tanto como para gustarme.... —contestó. La verdad es que tenía razón. Seguro que si lo conociera como yo no le caería tan bien...

—¿Pero no tenías novio? —preguntó Camille.

—Si bueno... No. Lo dejamos el otro día. Llevábamos poco tiempo saliendo y no era nada serio así que tampoco me ha afectado mucho —respondió. Me hice la sorprendida delante de mis primas, aunque ya lo supiera.

—Así que tres de las cinco primas lo hemos dejado con nuestros exs... —se rio de pronto Elsa—. Hay algo que no debemos estar haciendo muy bien... —Todas nos empezamos a reír pero es que tenía toda la razón. Quizás alguien había maldito a nuestra familia o algo así... O simplemente teníamos muy muy mala suerte.

—Y volviendo al tema de Lily.... —empezó Gina. ¿Hay algo que nos quieras contar? —Ya sé dónde quería ir a parar pero no iba a decirle lo que quería oír.

—¿Yo? —me hice la sorprendida—. Nada en particular.

—¿No has conocido a nadie últimamente? —insistió Gina.

—Nadie relevante —Aguanté la compostura. Sé que quería hablar sobre Blake pero vió que yo no iba a decir nada así que cambiamos de tema, gracias a dios.

Eran las doce de la noche cuando llegamos a casa. Había sido una noche genial y habíamos terminado bailando porque en el bar había gente cantando en directo.

Cada una se fue a su habitación, nos pusimos el pijama y nos fuimos a dormir. Estaba a punto de hacerlo cuando Gina me empezó a hablar.

—No me niegues que no has conocido a alguien últimamente —susurró, suficientemente fuerte para que no pudiera dormir.

—Gina es muy tarde... Ya hablaremos mañana... —dije, tapándome los oídos con la almohada.

—Lily... —me dijo con tono amenazante.

—Está bien, he conocido a tu amigo. ¿Contenta? —respondí enfadada. La verdad es que cuando tenía sueño me ponía un poco de mala leche.

—Ahora un poco más. ¿Te ha caído bien? La verdad es que no me esperaba que ya os conocierais pero creo que a él le has gustado. Solo he tenido que ver como te miraba... —contestó, cosa que hizo que me volviera a imaginar esos oscuros ojos... Y ese tonito de descarado en la voz...

—¿Habéis estado juntos alguna vez? —me vi diciendo de pronto. No sé por qué lo hice pero me salió sin querer.

—¿Yo y Blake? Nunca saldría con él —afirmó, cosa que me relajó más de lo que debería—. Fue mi mejor amigo de la infancia, nada más. Y tampoco es mi tipo, ya sabes que me gustan rubios con ojos azules.

—¿Cómo David? —le pregunté yo, que ya me había desvelado.

—Sí.... digo no —corrigió, aunque ya la había pillado—. O sea, como él pero no él. Creo que no me estoy explicando muy bien...

—Mejor de lo que crees —dije sonriendo, a lo que Gina hizo una mueca y desvió la mirada.

—¿Alguna novedad sobre Stan? —preguntó.

—A ver, déjame pensar... ¿Creo que no conozco a ningún Stan eh? —bromeé. —Aunque si te refieres a ese tío tan pesado de las llamaditas no lo ha vuelto a hacer, así que creo que captó el mensaje —respondí. Desde nuestra última conversación no había vuelto a saber nada de él así que apenas me acordaba de lo que había pasado. Hasta que Gina me lo recordó.

—Me alegro, así tienes vía libre para conocer mejor a Bla...

—¿Alguna novedad sobre Marco? —la corté yo, haciendo la misma pregunta que ella me había hecho.

—No hemos vuelto a hablar. Ya está todo más que superado —confirmó, contundentemente. Empecé a bostezar y Gina apagó la luz.

—Buenas noches Lily.

—Buenas noches cotilla compulsiva —le dije yo, y me dormí.

Pequeñas coincidenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora