Pequeñas coincidencias

CAPÍTULO 41

—¿Cómo va todo? ¿La niña sigue viva?

—Cuando me he ido estaba sana y salva durmiendo en su cuna, ahora bien, si nos tenemos que fiar de Blake lo llevamos crudo... —admití, totalmente en lo cierto.

Ya era de noche y hacía apenas media hora que había llegado a mi casa después de pasar el día en la residencia de los Brown. Al terminar nuestra excursión al supermercado no hicimos gran cosa, juntos bañamos a la bebé como buenamente pudimos, le dimos el biberón de la cena y la acostamos en su cunita que previamente trasladamos de la habitación de sus padres a la de Blake. 

Yo no entendí demasiado eso de que tampoco pudiera dormir con su madre pero supuse que era muy arriesgado para una niña tan pequeña enfermar de neumonía, que era lo que padecía Cheryl, o al menos eso ponía en la receta del antibiótico que le había comprado por la mañana.

Blake insistió bastante en que me quedara a dormir, y habitaciones de sobra había unas cuantas pero ya me prometí en su momento que si arreglaba las cosas con él, nada de dormir juntos mirando películas ni cosas parecidas, y sabía que si aceptaba su invitación para quedarme esta noche habría terminado pasando algo similar.

 El pobre hizo hincapié en que no se veía preparado para dormir solo con Candy porqué tenía miedo de que le pasara cualquier cosa y él siguiera durmiendo sin enterarse, pero yo le afirmé que estaba totalmente capacitado para la causa y que podía llamarme en cualquier momento y hora si sucedía algo grave.

Ahora, estaba hablando con Gina por facetime y tenía bastantes dudas que esperaba que ella me pudiera aclarar, y algunas preguntas en lo referente a David de paso.

—¿Lily? ¿Estás ahí? —me preguntó mi prima, haciéndome volver al mundo real y dejar de lado mis pensamientos.

—Si, lo siento. ¿Qué me decías? —quise saber, mientras me calentaba un tupper de lasaña de verduras congelada para cenar.

—Te preguntaba por qué no nos podemos fiar de Blake, ayer conmigo no lo hacía tan mal —lo defendió, aunque ella tampoco me daba muy buenas vibras como cuidadora de bebés.

—Me ha dicho que sacasteis a pasear a la niña con un body de pijama... Y hoy me ha preguntado si le podía poner un poco de cacao en polvo en el biberón... —recordé, negando con la cabeza—, no es que inspire mucha confianza vaya.

—¿Por qué no le ibas a poner cacao en el biberón? Así seguro que se lo bebe mucho más agusto —añadió mi prima, y preferí no contestar y que fuera feliz en su ignorancia...

—Bueno, centrémonos un poco... ¿En qué momento no se te pasó por la cabeza comentarme el pequeñísssimo detalle de que los padres de Blake són extremadamente ricos? —me apresuré a preguntar, porqué esta tarde hablando con el señor brownie no había conseguido sonsacarle mucha información sobre el tema.

—No lo sé, supongo que no lo vi necesario —me contestó sin más.

—¿Que no lo viste necesario? ¿Y lo flipada que me he quedado esta mañana cuando he visto el casoplón? Un poco más y seguro que me encuentro a algún famoso en las casas de al lado —añadí, aún en shock.

—Que exagerada eres... ¿Acaso tú cuando conoces a alguien te presentas diciendo "Hola, soy Lily, y mis padres són de media clase y vivimos en una casa de cien metros cuadrados", no verdad? —me preguntó, mientras imitaba mi voz—, o espero que no vaya.

—Claro que no, pero es un detalle que va bien saber. Nunca había conocido a alguien con tanto dinero y me he quedado un poco desconcertada. ¿Por eso Blake vive solo en Santa Bárbara sin trabajar? ¿La casa es de su padre? —me atreví a preguntar, ya que llevaba rato con la mosca detrás de la oreja.