CAPÍTULO 46

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—¿Y todo esto ha pasado desde que nos fuímos de tu casa? —Tara seguía sin creerme.

—Ya sabía yo que no te podíamos dejar sola con él —opinó Elsa masajeandose la sien.

—Tengo que decir que esto sí que no me lo esperaba —murmuró mi prima francesa.

—¿Cómo no pude caer en que esto podía suceder?—. Gina se rascó la barbilla pensativa y me dejó totalmente descolocada con su comentario. Estaba segura de que algo se llevaba entre manos y tenía que averiguarlo.

—¿Y dices que soñaste con él? —Camille, aún le seguía dando vueltas a todo lo que les acababa de contar. Seguro que se olía que había prescindido de explicarles algunos pequeños detallitos como que no únicamente soñé con él, sinó que soñé con ÉL. En mayúsculas.

—Estoy hecha un lío chicas. Llevo días con la cabeza a punto de explotar y sigo sin saber lo que siento por él. Estoy jodidisima, no sabéis cuanto. Es que os he echado tanto de menos… —les confesé, mientras una lágrima se derramaba por mi mejilla—.  Tienes razón Elsa, no podéis dejarme sóla y no quiero que lo hagáis, porqué no ha salido nada bueno de estos últimos días alejada de vosotras —me la enjugué y me recosté en la cama..

Ya era por la tarde. Después de pasarme horas conduciendo, al llegar a Santa Barbara lo primero que hice, antes y todo de saludar a toda mi familia, fué meterme en la cama  y dormir. Dormí hasta que hace menos de media hora, todas las chicas se reunieron alrededor de mi cama y me sometieron a un interrogatorio de lo más preciso.

Se lo conté todo. Bueno, casi todo. Como ya he dicho, omití algunos detalles innecesarios como lo muy explícito que había sido mi sueño con Blake o los detalles que mi amigo me contó sobre su padre. Aún así, les había comentado mucho más de lo que me habían pedido porqué necesitaba su ayuda.

—Admítelo.

—¿Que admita que? —le contesté a Tara, totalmente desubicada.

—Admite de una vez, ahora y en voz alta que estás coladita por Blake. Dilo —me presionó, amenazando con un cojín.

Yo dudé y me revolví en mi asiento, esperando que alguna de mis primas me salvará de tener que responder pero ninguna lo hizo. Todas estaban esperando una respuesta que ya conocían.

—¿Y qué más da? En el caso de que me gustara un poco, da absolutamente igual porqué os recuerdo que estoy enfadada con él. No quiero ni verlo. Escogió a Nancy, y ha estado un día entero mintiéndome, así que ahora mis sentimientos hacia él son lo de menos —me sinceré. Es que era cierto, aunque me gustara un poco, y aunque hubiera disfrutado de estos días a su lado, el puñetero beso con mi enemiga empañaba todos esos buenos sentimientos. Empañaba todos esos recuerdos felices a su lado. Era en lo único que podía pensar al recordar los últimos días con él. Nada de supermercados, nada de fotografía, nada de películas en el sofá… Solo ese puñetero beso.

—Gina tienes que contárselo —oí que murmuraba Elsa por lo bajo, aunque mi prima Italiana negó con la cabeza mientras decía que aún no era el momento y algo sobre Blake.

—Es que no me puedo creer que te haya hecho algo así. Ya se pasó un montón al llamarte despechada, ¿pero esto? —subrayó Camille, que estaba igual o más dolida que yo.

—A ver, que tampoco estábamos juntos ni nada parecido. Me daría igual que se hubiera besado con cualquier otra chica —comencé a explicar, justo cuando Tara empezó a carraspear mientras murmuraba algo como que se me daba fatal mentir—. A lo que iba, que me daría igual si hubiera sido cualquier otra chica, ¿pero Nancy? Fué a hacer daño.

Pequeñas coincidenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora