CAPÍTULO 30

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You're so vain

Que gracia que en el mediodía Day me estuviera contando que lo mejor sería que me olvidara de Stan y en estos momentos me encontrara sentada en su coche, con él al lado conduciendo. No había hablado con Blake ni con Gina aún, supongo que estaba intentando retrasarlo lo máximo posible porqué no me apetecía recordar todo lo que pasó en mi fiesta de cumpleaños.

Al final estuve toda la tarde en casa de Violet viendo una película con las chicas, así que no me había dado tiempo a pasar por casa. El caso es que cuando me dirigía hacia allí, sin gana alguna porqué sabía que lo más probable era que Gina estuviera esperando a que llegara para hablar conmigo, recibí una llamada que semanas atrás habría ignorado, pero dado lo sucedido últimamente decidí responder.

Resulta que "casualmente" el hermano de Stan se había puesto enfermo y le sobraba una entrada para ver a los Golden State Warriors, el equipo masculino de baloncesto de San Francisco. En seguida me di cuenta de que lo de su hermano era una trola pero no tenía nada mejor que hacer y no me apetecía para nada ir a mi casa así que acepté y por eso en este preciso instante me encontraba en su coche llegando al parking que había cerca del estadio.

Siendo sincera, digamos que el baloncesto no me aburría. ¿Era mi deporte favorito? No. ¿A veces veía algunos partidos con mi padre y mis hermanos? A veces. Se podía decir que conocía las reglas y sabía al menos los nombres de unos cinco o seis jugadores así que no estaba nada mal. Cuando salía con Stan solíamos ver algunos partidos juntos, ya que a pesar de que el jugara al futbol, era bastante fanático del baloncesto y los deportes en general.

Acababamos de aparcar cuando bajé del coche y me lo encontré cara a cara. No habíamos hablado mucho durante el trayecto. La música que sonaba por la radio lo había hecho todo más ameno pero ahora ya no había más remedio que hablar entre nosotros.

-¿Es la primera vez que vienes al estadio? -quiso saber mi acompañante.

-La segunda. Creo recordar que la primera fue cuando mi hermano Will hizo diez años. Ya te conté que mi madre siempre tiraba la casa por la ventana cuando alguno de nosotros cumplía los diez años así que, como mi hermano jugaba a baloncesto y estaba obsesionado con el equipo, mi madre compró entradas para todos -le conté, mientras andábamos hacia el estadio.

-¿Pero tu hermano no sigue jugando al baloncesto? -preguntó-. Al menos las veces que lo ví cuando salíamos era bastante bueno.

-Si, si que sigue jugando pero desde que empezó el verano creo que no ha tocado ninguna pelota -especifiqué, sin estar segura-. Ha preferido probar nuevos deportes... -recordé-. Hace unos días con mi otro hermano intentaron surfear en la playa allí en Santa Barabara y no veas que risa -dije, relatando todo lo que había pasado esa tarde. Obviamente obvié que también estábamos con Blake porque ahora mismo era un tema delicado.

-¿Tan mal se les dio?

-No aguantaban ni treinta segundos de pie en la tabla -le conté, mientras entrábamos al estadio.

-¿Y tú no lo intentaste? -me preguntó. Otra vez no pude evitar pensar en el día en que Blake trató de enseñarme a surfear. Fatídico principio pero perfecto final, los dos comiendo y hablando en la playa-. No quiero hablar de eso... -dije, y aunque me volvió a preguntar, notó que no quería hablar de ello y cambiamos de tema.

-¿Cuáles són nuestros asientos?

-Són esos de allí -dijo señalando dos asientos bastante bien posicionados.

-Madre mía, estamos super cerca. Lo vamos a ver genial -murmuré emocionada y pensando en la envidia que le iba a dar a mi hermano cuando se lo contase-. Que mala suerte ha tenido tu hermano de caer enfermo justo esta noche...

Pequeñas coincidenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora