—¡Ya era hora! —exclamé, harta de esperar a que Gina saliera del baño.
Ya era jueves. En una hora habíamos quedado con Blake para ir a la fiesta que hacía su amigo. Me iba a tocar conducir ya que el coche de Blake estaba en el taller así que teníamos que pasar a recogerlo en su casa en una media hora.
Gina llevaba más de cuarenta y cinco minutos encerrada en el lavabo así que estuve a punto de matarla cuando salió del baño aún con el pijama puesto.—Gina, en media hora hemos quedado en casa de tu amiguito y aún no vas ni vestida. ¿Que has estado haciendo en el baño tanto rato? —pregunté enfadada y perdiendo los nervios.
Mi prima optó por ignorar mi pregunta y hacer como si yo no existiera, que maduro por su parte. Aproveché para entrar al fin al baño y me planché un poco el pelo para que me quedara mejor. Me puse un poco de corrector, rubor, máscara de pestañas y listo. Ahora solo tenía que conseguir que Gina se vistiera de una vez porque al menos ya se había maquillado y peinado un poco.
—¿El rosa o el amarillo? —me preguntó mientras me enseñaba dos cropped tops que a mi me parecían iguales pero en distinto color.
—Elige el que quieras y vámonos ya. No quiero llegar tarde por tu culpa —la amenacé, con la poca paciencia que aún me quedaba.
—El rosa queda mejor con la falda blanca de volantes, pero me he puesto los pantalones de campana así que quizás queda mejor el amarillo….
—Pues el amarillo. Listo, venga, vámonos —Ya estaba saliendo del cuarto cuando empezó a rechistar otra vez.
—Quizás me pongo la falda, total no creo que haga mucho frío esta noche… —murmuró, y cuando hizo el amago de cambiarse de ropa otra vez la cogí fuertemente del brazo y la arrastré escaleras abajo hacia el coche.
—¡AUCH! Me has hecho daño —se quejó, aunque ya no le estaba haciendo caso.
Subimos al coche y dejé de escucharla. Estaba demasiado concentrada en no estampar el coche en algún semáforo o no coger la calle equivocada.
Justo dos minutos antes de la hora acordada, aparqué el coche en frente de la acera de Blake. Aún no había salido de casa así que mi prima y yo bajamos del coche y nos acercamos hasta llamar su timbre.
Nadie abría la puerta así que empezamos a llamar y llamar y llamar hasta que…—-Wow, hola abdominales —pensé, y gracias a dios que no lo dije en voz alta. Ya me había sonrojado un poco solo al pensarlo…
—-¿Aún no estás vestido? ¿Lily lleva dándome la vara toda la tarde para llegar puntuales y ahora apareces tú en toalla? ¿Es una fiesta en la piscina y no nos habíamos enterado? —se indignó Gina, dándome un codazo en el costado.
—Habíamos quedado a las nueve —contestó él tranquilamente, dejándonos entrar en su casa.
—Habíamos quedado a las ocho —rectifiqué yo, súper convencida.
—¿Desde cuándo empiezan las fiestas a las ocho de la tarde? —me miró y tuve que apartar la mirada de esos oscuros ojos, porqué sabía que sinó iba a darle la razón.
—Pues desde siempre. Las buenas fiestas són por la tarde —continué yo, viendo como mis dos amigos se reían en mi cara.
—No te lo crees ni tú —soltó Gina de golpe.
—Voy a vestirme, mientras tanto podéis coger algo para comer o ver la televisión, como queráis —propuso, y se fue al baño con la toalla envuelta en la cintura. No pude evitar fijarme en ese pelo mojado, esos gemelos que se tensaban al andar… No negaré que le hice un buen repaso en cuanto se dió la vuelta y Gina se dió cuenta, pero no pudo reprocharme nada porqué ella también lo había hecho.
Estuvimos hablando en el sofá de cuánto había cambiado Blake. A ver, yo no lo conocía antes pero según Gina era el típico chico tímido, que pasaba desapercibido y que para nada estaba en tan buena forma física como lo estaba ahora. Después estuvimos viendo un programa de esos de reformas de casas, que parece que los dan a todas horas, y finalmente después de media hora larga apareció.
Siempre había pensado que los hombres no tardaban tanto en arreglarse pero se ve que este era muy presumido. Aunque siendo sincera, la espera había valido la pena ya que estaba muy guapo, aunque eso a mi no me importaba para nada. Nada de nada.
—¿Nos vamos ya o al final habíamos quedado a las diez y no a las nueve? —preguntó, a lo que yo le respondí con una mirada asesina —solo era una duda…—Sili iri ini didi…. —Lo imité, cosa que le hizo mucha gracia. Yo esperaba que al menos se irritara un poco…
—A ver, sé que antes nos hemos reído de Lily por sus fiestas de tarde pero realmente las nueve también es un poco temprano para una fiesta ¿no? —cuestionó Gina a lo que yo asentí para hacer rabiar a Blake, pero tampoco surgió el efecto deseado.
—Primero, para una europea como tú las nueve puede parecer muy temprano pero te aviso que para los estadounidenses como la pesada esta, —dijo señalandome despectivamente—, las nueve casi es hora de irse a dormir. Y segundo, ¿quién ha dicho que vayamos ya a la fiesta? —nos aclaró, como si fuéramos estúpidas—. ¿No teníais pensado ir a cenar ni nada por el estilo? Porque si no tenéis hambre podemos ir ya a casa de mi amigo pero no creo que haya llegado nadie…
—Cenar es una buena idea —contestamos mi prima y yo a la vez, un poco avergonzadas por no haber pensado en eso y totalmente de acuerdo con lo que había dicho. Aunque yo no soy de esas que se van a dormir tan temprano…
Como era tradición, o traición (como queráis llamarlo), al llegar al coche Gina se sentó detrás y le cedió el asiento del copiloto a nuestro amiguito Blake. Si de por sí conducir no era lo mío, conducir con esos ojos oscuros clavados en mí era aún peor. Cada vez que desviaba la mirada para coger una rotonda ahí estaban, fijos y sin despegar ni un segundo la mirada de mi.
Decidimos ir a comer sushi a un restaurante asiático que le gustaba mucho a Blake y como yo no sabía dónde estaba tuvimos que poner el google maps. Después de equivocarme tres veces de calle y casi girar en dirección prohibida, llegamos al parking del restaurante y yo di gracias a los dioses por no haber estampado el coche.—¡Aleluya! —soltó Gina al bajar del vehículo y estirar las piernas—. Ya creía que no íbamos a llegar nunca. Si eso para ir a casa de tu amigo conduce tu —le pidió a Blake, ignorando mi presencia y rezando un padre nuestro. Mi prima la menos exagerada…
—¡Oye! ¡Es mi coche! Y tampoco lo he hecho tan mal…. —Me lamenté.
—Tranquila, no pasa nada…—empezó, y cuando creía que me iba a consolar… —Y no es tu coche. Estoy cien por cien segura de que tu padre también preferiría que condujera él su coche a que lo condujeras tú.
De pronto oí una carcajada y me giré ofendida hacia Blake, que parecía muy divertido con el asunto.—¡¿Eh?! Que yo no he dicho nada… —se excusó, cuando le lancé una mirada asesina—. Yo creo que no lo has hecho tan mal…Solo te falta practicar.
—Gracias —contesté, con un aire de superioridad hacia mi amiga—. Si yo conduzco bien, lo que pasa es que no conocía el camino y me habeis indicado mal…
—Claro, claro eso… —soltaron los dos a la vez, justo antes de entrar al restaurante y sin parar de hacer bromas sobre mi nefasta conducción, como dos niños pequeños…
***¡¡Espero que os hayan gustado los dos capítulos cortitos que acabo de subir!! Dejar comentarios para que sepa si os está gustando la historia 🫶🏼***
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Pequeñas coincidencias
Fiksi RemajaUna chica destinada a pasar el verano con su familia, alejada de su ciudad y sus amigos. Un chico con un pasado difícil pero con buen corazón. Una serie de pequeñas coincidencias hará que se conozcan. ¿Que les deparara todo un verano juntos?